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viernes, 20 de abril de 2012

EVOLUCION EXTRATERRESTRE: DESDE LOS MICROORGANISMOS HASTA EL MONOLITO INTELIGENTE

Parafraseando a Arthur C. Clarke en su libro "El Centinela", y analizando la evolución de la vida extraterrestre desde los microorganismos a una supuesta inteligencia cosmológica que nos ayudó a evolucionar más rápido con solo tocar el Monolito, pero entonces.....quién los ayudó a ellos a evolucionar, debemos aprender y reflexionar acerca de cómo comienza la vida.
Ken Nealson, catedrático de Geobiología de la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, y astrobiólogo de la NASA, tiene claro que no estamos solos en este Universo.
Si ciertas bacterias son capaces de sobrevivir a las condiciones más extremas de la Tierra, incluso sin oxígeno, es más que probable encontrarlas en otros planetas.

Los humanos solo comemos una cosa, carbono orgánico; y solo respiramos otra, oxígeno. Así funciona la vida, “o eso creemos”, asegura Ken. “Sin embargo las bacterias comen todo tipo de materia (compuestos inorgánicos como el sulfuro, hidrógeno o amonio, entre otros), en realidad cualquier cosa de la que obtienen electrones, y pueden interactuar con cualquier elemento químico de la tabla periódica”, subraya el microbiólogo.
En cuanto a lo que respiran, no es solo oxígeno, sino también CO2, sulfito, nitrato y otras sustancias. Incluso son capaces de aprovecharse de una roca sólida como sustituto del oxígeno, es decir, que pueden "respirar rocas", como afirman coloquialmente los científicos al hablar del transporte extracelular de electrones descubierto hace dos décadas y que sigue sin aparecer en los libros de texto. “Años más tarde descubrimos que al quitar la roca del experimento y añadir electrodos, lo único que "respiran" estas mismas bacterias son los electrodos. Forman una capa a su alrededor y le proporcionan electrones, y por tanto energía”, detalla Nealson.

De los microorganismos que ya se conocen, lo que más sorprende a este microbiólogo que se niega a jubilarse aún es lo resistentes que son. Cuando Nealson empezó a estudiar microbiología, no podía imaginarse que las bacterias sobrevivirían a más de 100 ºC. No obstante, en los años ’70, se descubrió que había bacterias que vivían en los géiseres del Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos). La vida microbiana se ha adaptado a la salinidad, a la temperatura, al pH, a la aridez, a la radiación, y a la presión. Durante años se pensó que uno de los lugares más desérticos de la Tierra –el desierto de Atacama en Chile– era estéril, pero al mirar en el interior de las rocas se observó todo tipo de vida. Río Tinto en Huelva-España, es otro de los lugares “más fascinantes de la Tierra”, para Nealson. “Muchos de estos entornos extremos te hacen pensar de forma diferente sobre la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, y Río Tinto en Huelva es uno de ellos”, apunta. Desde que empezó a conocer la habilidad de las bacterias, el interés de Nealson por hallar vida microbiana fuera de la Tierra creció.

Las misiones del telescopio espacial Hubble han sido determinantes en este sentido. En los últimos 10 años, sus datos han demostrado que existen millones de planetas que se parecen a la Tierra. “Pero estos planetas están a muchos años luz de nosotros. Incluso si obtienes una señal de alguno de ellos (una que se pudo generar hace 100 años), llevará 1.000 años llegar allí a la velocidad a la que viajamos ahora. Es fascinante pero frustrante a la vez”, manifiesta el experto, que lo tiene claro: “Es 100% seguro que hay vida ahí fuera”. El problema es cómo encontrarla. “Cuando una misión de la NASA planea ir a Júpiter o Saturno –al que se tarda ocho años en llegar–, o incluso más lejos, a Neptuno, el tiempo de ir y volver, has perdido un tercio de tu carrera, y a lo mejor fracasa”, señala.

Sin salir del Sistema Solar, desde el punto de vista de un microbiólogo, hay diferentes lugares en los que algunos organismos que habitan la Tierra podrían sobrevivir. Por ejemplo las lunas de Júpiter: Europa, Calisto y Ganímedes. “No sabemos exactamente lo grueso que es el hielo ni cómo es el agua debajo, pero seguro que en cada una de estas lunas hay más agua de la que tenemos en la Tierra”, señala Nealson. El agua líquida es esencial para vida como la nuestra pero “lo que es esencial es el líquido”.

Otro lugar donde buscar es una luna de Saturno, Encélado, que rodea uno de los anillos del planeta. “Siempre ha tenido agua congelada”. Titán, otra de las lunas de Saturno, “no tendría vida como la conocemos porque hace demasiado frío”, pero tiene metano y etano líquidos. “Supongo que hay diferente tipo de vida allí”, insiste el investigador que asegura que esta vida sería “tan rara” que “ninguna de las reglas de química con las que hemos crecido tendría entonces sentido”. “Si no piensas en cosas como estas te vuelves muy geocéntrico sobre la búsqueda de vida y te perderías cosas muy interesantes. Sea el tipo de vida que sea, va a necesitar energía y deberíamos ser capaces de ver y aprender en los lugares donde la energía es consumida”.

"Aprender sin reflexionar es malgastar la energía". Confucio

"End of transmission".


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