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jueves, 14 de mayo de 2020

CUARENTENA EN EL NO TIEMPO


“Somos en el espacio tiempo, los trozos de lo que recordamos". Alfredus del Bajo

La mística de la nostalgia es a menudo una pulsión innegociable. La añoranza de la juventud es un mecanismo evolutivo relacionado con nuestro apego a la vida, la nuestra y la de los que nos sucederán. Como teorizó ensimismado Marcel Proust, los olores y sabores del pasado se presentan envueltos en el celofán de un tiempo en que la vida se abre ante nosotros plena de futuros posibles. Son los mal dichos paraísos perdidos; para perder algo debe haber existido. Crecer, antes que adquirir experiencia, es tomar decisiones que van estrechando esa muchedumbre de vidas posibles cuyo recuerdo y potencia se mezcla con el de todo el conjunto de sabores, olores y visiones de entonces. Quiere decirse que las cosas no eran más bonitas ni sabían mejor, simplemente nosotros estábamos en la edad de abrir mucho los ojos y esperarlo todo. Creemos añorar aquella magdalena proustiana, cuando lo que extrañamos es poder mirar de nuevo al mundo como cuando nos la saboreábamos. Al convertirnos en sofisticadas criaturas culturales, acaso la propia mística de la nostalgia es lo único que no hemos perdido para siempre, ayudando a este abrazo envolvente del pasado haciéndolo presente. Pero hay otro motivo que introduce esa suspensión del pasado en un presente infinito de tiempos yuxtapuestos y simultáneos. La cuarentena misma del hoy es un contenedor de todos los ayeres en una nueva amalgama que niega el tiempo donde todos los pasados, todos los presentes y todos los futuros son lo mismo, son posibles y están aquí.


"End of transmission".









miércoles, 13 de mayo de 2020

COGNICION CUANTICA EN CUARENTENA


"En cuarentena la libertad no es más que mera ilusión de nuestra conciencia". Alfredus del Bajo

Solemos pensar que nuestras decisiones emergen de nuestra mente consciente, es decir, que conscientemente elegimos lo que deseamos o no deseamos hacer. El fantasma de la falta de libertad nos acecha. Por si todo esto fuera poco, se está añadiendo a la cuestión de la toma de decisiones humanas la física cuántica (esa que se desarrolla en un nivel subatómico y que con tantos efectos contraintuitivos nos suele dejar atónitos). Según otro estudio reciente, en parte nuestras decisiones pueden ser explicadas, no ya desde la probabilidad corriente que manejamos a nivel consciente, sino a partir de las leyes de esta física. La investigación (que aparece en dos medios especializados diferentes) profundiza en concreto en el concepto de “cognición cuántica” y señala que pensar al “estilo cuántico” -en esencia, no seguir un enfoque convencional basado en la teoría de probabilidad clásica- permite a los seres humanos tomar decisiones en un contexto de incertidumbre; y enfrentarse a cuestiones complejas, a pesar de tener recursos mentales conscientes limitados. Pero, ¿qué es pensar al "estilo cuántico? Pues que, al tomar decisiones, nuestra mente funcione de manera similar a como “funciona” el gato, en el famoso experimento del gato de Schrödinger. Entonces, ocurriría que, hasta que un observador no abra la caja y reduzca las probabilidades (muerte-vida) del gato, este permanecería a un tiempo muerto y vivo: ambas posibilidades tienen potencial en nuestras mentes. Del mismo modo, según la cognición cuántica, cada decisión que tomamos es como nuestro propio y único gato de Schrödinger: reducimos las probabilidades (u opciones) con una decisión determinada pero, antes de hacerlo, lidiamos mentalmente con la ambigüedad. Así cuando, por ejemplo, nos preguntamos, “¿qué queremos para cenar?”, todas las probabilidades son potencialmente realizables para nosotros por igual. La teoría cuántica puede no ser intuitiva en absoluto cuando se utiliza para describir el comportamiento de una partícula, pero en realidad es bastante intuitiva cuando se utiliza para describir nuestras mentes, normalmente inciertas y ambiguas. Aunque todos estos estudios hacen pensar dónde se encuentra en realidad la voluntad humana, la interpretación quizá sea por ahora la mejor opción: que, en la toma de decisiones, el deseo consciente y el inconsciente se pondrían de acuerdo o irían “al unísono”, conformando entre ambos un solo proceso. Desde la cognición cuántica, ambos serían los que acabarían determinando el “estado del gato”. La física cuántica también tiene algo que ver en esta cuarentena.


"End of transmission".





lunes, 11 de mayo de 2020

LA CUARENTENA DE LA MARMOTA


"Según Lacan, lo real vuelve siempre al mismo lugar, al mismo tiempo". Alfredus del Bajo

Con la cuarentena que estamos viviendo se nos parece a una de las paradojas que, a pesar de que parece ralentizarse el presente, el tiempo se comprime en el pasado. Cuando queremos recordar lo que hicimos ayer o antes de ayer, da la sensación de que no hubiéramos hecho nada. Todos los días se asemejan entre sí, lo que hace que nuestros recuerdos se hagan generales y contengan pocos detalles. La cuarentena acrecentó la sensación de que «el tiempo no pasa más», o de que esto es interminable que siempre se vuelve al mismo lugar dia tras dia. Una de las primeras definiciones que da Lacan de lo real es: lo que vuelve siempre al mismo lugar. En otro momento dirá de lo real, que es aquello que no cesa de no inscribirse. En este sentido, el film EL DIA DE LA MARMOTA imagina una situación en que lo que vuelve al mismo lugar es todo lo que ocurre en el universo en un día -salvo Phil, la marmota, que pasa a encarnar lo que no cesa de no inscribirse en el Otro. ¿En qué situación se encuentra atrapado Phil? Dentro de un período de veinticuatro horas (desde las 6 de la mañana hasta las 5.59 hs. del día siguiente) el mundo sigue una secuencia normal de causas y efectos, en las cuales tanto Phil como su entorno interactúan, siguiéndose consecuencias de dichas interacciones. Pero a partir de las seis de la mañana, se vuelve al mismo punto de partida del 2 de febrero, con lo que todas las acciones producidas ese día quedan anuladas como si no hubiesen existido: no hay marca alguna de lo que ocurrió, porque no ocurrió... salvo para Phil. El Día de la Marmota deviene aquello que vuelve siempre al mismo lugar para nuestro meteorólogo (el actor Bill Murray), dado que es necesario un elemento exterior al sistema para que pueda registrarse que se ha repetido el día. Phil encarna la excepción al universo que se repite. De ahí tu drama: ha quedado atrapado en un día que transcurre temporalmente como un círculo, mientras que su tiempo no es circular, de modo que para él lo que ocurre sí le deja huellas en su recuerdo. Este “hechizado” día de la marmota –si eliminaramos a Phil- cumple con el principio de la identidad de los indiscernibles de Leibniz, que sostiene que si dos objetos a y b comparten todas sus propiedades, entonces a y b son idénticos, es decir, son el mismo objeto. Phil encarna en cambio lo no idéntico a sí mismo, la diferencia que perturba la identidad. Lo que le permite contar la repetición como “lo mismo”. Para que haya repetición, se requiere que podamos introducir la diferencia en lo mismo, de lo contrario no se podría decir que algo se repite. Decir que algo es lo mismo que algo otro, supone poder introducir la diferencia en la identidad. Y esa diferencia es lo que Phil puede encarnar en tanto sujeto. Durante todo un período de tiempo, Phil intenta, ante su destino de eterno retorno, calcular el encuentro con los semejantes, eliminando el azar y sometiendo el mundo a su capricho, al punto de creerse un dios. Por eso al final, Phil puede salir del Día de la Marmota. Sucede como les pasaría a los humanos, que el tiempo de la cuarentena le ha dado de alta.


"End of transmission".






sábado, 9 de mayo de 2020

HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS


"Lo que percibe la mente y conoce la conciencia, nunca tiene su fin en si mismo". Alfredus del Bajo

Mientras nos precipitamos hacia un cosmos frío y estéril, debemos aceptar que no hay un gran diseño. Las partículas no están dotadas de un propósito. No hay una respuesta final flotando en las profundidades del espacio en espera de descubrimiento. En cambio, ciertas y especiales partículas pueden pensar, sentir y reflexionar, y dentro de estos mundos subjetivos, pueden crear un propósito. En su estudio exhaustivo del origen y destino final del universo, y del momento fugaz de los humanos dentro de él, el físico Brian Greene nos recuerda que cualquier noción de que el universo está diseñado para nosotros, o diseñado para cualquier propósito, es pura fantasía humana. La ciencia nos dice que ciertas partículas conscientes y conscientes de sí mismas, como nosotros, podrían haber evolucionado sin guía en un universo fundamentalmente sin propósito. Greene explica por qué las condiciones que conducen a que la vida emerja y evolucione en cualquier parte del universo se limitan a una fase transitoria en la existencia del universo. La vida, y por lo tanto la conciencia, se encamina hacia una extinción inevitable, debido a que las condiciones en el universo eventualmente progresan hasta el punto en que simplemente se volverá físicamente imposible en cualquier lugar sostener materia compleja. Incluso los protones eventualmente se descompondrán. Esto ocurrirá billones de billones de años a partir de ahora. Pero la vida en la Tierra se extinguirá relativamente pronto en términos cósmicos cuando el sol se queme dentro de 'solo' cinco mil millones de años a partir de ahora. Y es probable que el Homo sapiens tenga una vida útil mucho más corta. Greene habla sobre la tensión entre entropía y evolución. El universo tiende hacia un estado creciente de desorden o entropía (dictado por la segunda ley de la termodinámica). Entonces, ¿cómo podrían formarse cosas complejas espontáneamente y cómo podría evolucionar la vida? La respuesta es que, si bien la entropía neta del universo en su conjunto aumenta, la entropía en pequeñas áreas locales del universo puede disminuir temporalmente, siempre que haya un aumento compensatorio de la entropía en otros lugares. Para reducir la entropía en un área localizada se requiere una fuente concentrada de energía. Existen fuentes concentradas de energía en forma de estrellas, que son posibles gracias a la gravedad. La fuente concentrada de energía que es nuestro sol permite que la entropía en el planeta Tierra sea impulsada por la evolución biológica, lo que crea orden, esculpiendo ciertas partículas altamente organizadas, pero solo temporalmente (durante unos pocos miles de millones de años). A medida que la biosfera de la Tierra absorbe energía de alta calidad del sol, el planeta irradia energía de baja calidad (energía disipada; piense en ella como energía 'usada') en el espacio, aumentando así la entropía a su alrededor. La entropía puede disminuir aquí siempre que aumente allí. Greene se refiere a esto como el 'entrópico de dos pasos', que finalmente es posible en el universo gracias a que la gravedad ha concentrado la energía en estrellas. Los organismos vivos individuales bailan este entrópico de dos pasos en un nivel aún más localizado, consumiendo energía solar de alta calidad (a través de plantas y fotosíntesis, la energía que sube por la cadena alimentaria) mientras expulsan los desechos. Este estado de cosas solo puede continuar temporalmente: los organismos vivos mueren y el sol finalmente se quemará. La complejidad, la vida y la conciencia son realmente fugaces, en relación con la duración extremadamente larga de la existencia del universo. Como dice Greene: “Somos efímeros. Somos evanescentes. Para aquellos que se desesperarían en nuestra finitud, sin embargo, nuestro momento es raro y extraordinario., Esa misma claridad subraya cuán absolutamente maravilloso es que una pequeña cantidad de partículas del universo pueda levantarse, examinarse a sí mismas y a la realidad que habitan, determinar cuán transitorias son y, con un estallido de actividad, crear belleza, Establece una conexión e ilumina el misterio. El mundo es una cosa de extraordinaria complejidad y riqueza y extrañeza que es absolutamente increíble. Me refiero a la idea de que tal complejidad puede surgir no solo de tal simplicidad sino probablemente de la nada, es la idea extraordinaria más fabulosa. Y una vez que tienes alguna idea de cómo pudo haber sucedido, es maravilloso. Y. . . La oportunidad de pasar 80 años ó mas años de tu vida en un universo así es un tiempo bien empleado en lo que a mí respecta.


"End of transmission".








jueves, 7 de mayo de 2020

BAJO EL DOMINIO DEL VIRUS


"El hombre ha perdido el dominio de sí mismo y lo ha transferido a un insignificante virus". Alfredus del Bajo

Presentes en la Tierra mucho antes de que algo parecido a los humanos existiera, los virus son los organismos biológicos más abundantes del planeta. Hay estimaciones que hablan de 10 quintillones o 1031 microbios virales. Aunque algunos les niegan la categoría de seres vivos porque necesitan infectar a otros organismos para prosperar, son una de las bases de la vida (y la muerte). Sin embargo, las dificultades para detectarlos, aislarlos y cultivarlos los han convertido en los grandes desconocidos, en la materia oscura de la biología. Aunque la mayoría de los virus eran específicos de un único ambiente, un grupo importante de ellos aparece en diferentes muestras. Tras agruparlos, los investigadores encontraron 85.000 especies únicas de virus. El 99% de lo descubierto no tiene nada que ver con lo anteriormente conocido. La secuencia genética, y por tanto los genes que ahí se contienen son novedosos en su mayoría y no tenemos ninguna idea en cuanto a su funcionalidad. Por ejemplo, la mayor diversidad viral se produce en tres ambientes bien diferentes como son los océanos y el ser humano. Pero el estudio también ha identificado miles de muestras de virus de animales, de plantas o que proliferan en el suelo, y un tercero puede ser alienígeno. Además de provocar muchas enfermedades en los humanos (pero también ser el origen de sus vacunas) cada ser vivo es la presa de al menos una especie de virus ó como en este caso de pandemia, la humanidad entera. También han detectado un gran número de virus que atacan a otros virus. Sin embargo, la inmensa mayoría de estas interacciones entre virus y huéspedes son desconocidas. Reducir este desconocimiento es clave para la moderna biotecnología y la medicina. Además de abundantes, los virus son claves. Aunque no los vemos, se encargan de transferir constantemente información genética entre miembros de la misma especie e incluso entre distintas especies. Y por tanto son no solo depredadores, sino también agentes muy activos en la adaptación y plasticidad de los sistemas biológicos con lo que cohabitan. Son como escenógrafos que mueven los hilos invisibles del teatro de la evolución.


"End of transmission".






martes, 5 de mayo de 2020

CORONAVIRUS -EL ETERNO RETORNO


"Esta pandemia como castigo, quizás haya quebrado la idea del eterno retorno del hombre". Alfredus del Bajo

Una mirada filosófica en estos tiempos de pandemia nos hacen ver el eterno retorno como en una visión circular del tiempo, los acontecimientos siguen reglas de causalidad. Hay un principio del tiempo y un fin, que vuelve a generar a su vez un principio. Sin embargo, a diferencia de la visión cíclica del tiempo, no se trata de ciclos ni de nuevas combinaciones en otras posibilidades, sino que los mismos acontecimientos se repiten en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. Friedrich Nietzsche planteaba que no sólo son los acontecimientos los que se repiten, sino también los pensamientos, sentimientos e ideas, vez tras vez, en una repetición infinita e incansable. Esta idea fue retomada después por Nietzsche en su libro “Así habló Zaratustra”, donde el protagonista descubre esta visión del tiempo y queda desmayado por la impresión. Zaratustra despierta después de siete días de inconsciencia y sus animales lo halagan diciéndole que es el maestro del eterno retorno de lo mismo…El valor del concepto de eterno retorno ha sido tan discutido como poco entendido, y en general, se lo considera únicamente desde el punto de vista cronológico, en el sentido de repetición de lo sucedido. Pocas veces es pensado como uno de los conceptos más poderosos de la filosofía moral de todos los tiempos: obrar de modo que un horizonte de infinitos retornos no intimide, elegir de forma que si uno tuviera que volver a vivir toda su vida de nuevo, pudiera hacerlo sin temor. Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, enseña sólo una cosa: el ser humano logrará transformarse en el “Superhombre” cuando logre vivir sin miedo!. Pero el mundo alegre y confiado, nuestro mundo, se resquebraja. El golpe lo acusamos con angustia y miedo. Las ciudades, antaño bulliciosas, ahora desiertas, confinados sus habitantes en casa, quién nos lo iba a decir. Miramos una y otra vez las crecientes cifras de infectados, ¿cuándo empezarán a bajar? Pero es lo que hay, lo que nos ha caído encima, inútil lamentarse. Nuestro destino es ir a la deriva hacia un final que no conocemos y, mientras tanto, vivimos en la paradoja de que cuanto más nos comunicamos, más aislados estamos. El contacto con el «otro» ha mermado hasta el punto de suplantarlo por una multitud de imágenes asépticas de acontecimientos que se repiten en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación, como un eterno retorno de tiempo cíclico.


"End of transmission".





domingo, 3 de mayo de 2020

¿CRONOVIRUS DIMENSIONAL?


"Una vez que descartamos lo imposible queda la evidencia de lo probable". Alfredus del Bajo

Este libro que estoy escribiendo con motivo de la pandemia mundial y cuyo título es CRONOVIRUS,  puede sonar como una historia de “La Dimensión Desconocida” (o "The Twilight Zone) pero la premisa, al menos es defendible: los cometas en desintegración y los asteroides al colisionar, esparcieron pedazos de material por todo nuestro sistema solar. Algunas partículas pueden venir de más lejos, pueden ser de otro tiempo y lugar a través de los agujeros de gusano que pueden estar esparcidos en el espacio. Dejando de lado mis afirmaciones, también existe un problema fundamental con este concepto de la enfermedad que viene del espacio: los microbios y virus patógenos tienen una "comprensión" íntima de la biología en la que intervienen. El plan de juego de los virus es controlar la maquinaria celular para hacer copias de sí mismos, lo que está en exquisitamente sintonía con la química específica de la vida terrestre, la cual es en sí misma el resultado de miles de millones de años de evolución. Pensar que los organismos de otros mundos (mundos en los que el ADN podría no existir y si solo ARN) serían capaces de manipular con éxito nuestras células como en este momento lo hace el virus del Covid-19. En nuestra experiencia cotidiana, tenemos acceso a las tres dimensiones espaciales, en las que nos movemos libremente (para adelante, atrás, arriba, abajo...), mientras que en la cuarta dimensión del tiempo somos prisioneros del presente. Sin embargo, teóricamente podría existir una quinta dimensión en la que otro tipo de vida se desplegaría ante nosotros de la misma manera que las tres dimensiones del espacio a las que estamos acostumbrados. Según ha explicado el científico Kip Thorne, un mundo que se encuentra en las profundidades del llamado "pozo gravitatorio" en el espacio, y por lo tanto sometido a fuerzas intensísimas, podría hipotéticamente generar un agujero de gusano donde virus patógenos pueden pasar de una dimensión a otra. Una especie de atajo cósmico que teóricamente podría existir, según la Teoría de la Relatividad General de Einstein. La imagen que se usa habitualmente para explicar este hipotético túnel en el espacio-tiempo es que si el Universo fuera una manzana, una hormiga podría llegar en poco tiempo desde un extremo a otro a través del agujero formado por un gusano, sin tener que rodearla. Sin embargo, a pesar de que el diseño del agujero de gusano está basado en cálculos matemáticos reales, la realidad es que a día de hoy, no hay absolutamente ninguna evidencia experimental que haya demostrado la existencia de este fenómeno. Pero como decia mi mentor Carl Sagan, "La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia".


"End of transmission".





viernes, 1 de mayo de 2020

DUDAS EN CUARENTENA


"Hay que poner un signo de duda sobre aquellas cosas que el Tiempo nos ha dado como seguras". Alfredus del Bajo


Si nos visitara un extraterrestre de cuatro dimensiones, ¿qué veríamos exactamente?. La pregunta de si existen más dimensiones en el Universo ha sacudido el sentido común de físicos, matemáticos y algunos escritores muy imaginativos. Nosotros, simples mortales, estamos familiarizados con un mundo de tres dimensiones: largo, ancho, y alto (sin menospreciar al tiempo, pero ese es otro tema). Los científicos, especialmente en el siglo XX, tras la irrupción de teorías revolucionarias como la Relatividad y la Física Cuántica, se han planteado seriamente si nuestro Universo posee más dimensiones, sean éstas microscópicas ó no. Ello podría explicar algunas incompatibilidades de las dos grandes teorías antes mencionadas. Sin embargo, la ciencia y la creatividad han analizado, también en siglos anteriores, cómo sería un Universo de más dimensiones. Aunque todos nuestros sentidos nos gritan insistentemente que la Naturaleza es tridimensional, tratemos de responder a la pregunta con la que comenzamos a especular: ¿Cómo veríamos a un extraterrestre tetradimensional? Realicemos un ejercicio de abstracción; si existiera una cuarta dimensión espacial, a la que nosotros no podríamos acceder , pero un ser exterior de 4D, sí que podría, nosotros sólo veríamos una parte de su forma corpórea, exactamente la que correspondería a nuestras tres dimensiones. Por otra parte, si esa extraña forma se desplazara de un lugar a otro a través de la cuarta dimensión, nosotros sólo observaríamos que desaparece de un punto y aparece en otro, pero no veríamos el camino por el que el escurridizo ser ha paseado. Ante nuestros ojos, la criatura se habría teletransportado. Imaginemos, por el contrario, que existe un mundo de, tan sólo, dos dimensiones. Esto ya lo teorizó Edwin A. Abbott en 1884 con su célebre novela Planilandia, en la que seres bidimensionales relatan su vida, sociedad, y leyes de la Naturaleza. Si existiera un mundo de dos dimensiones dentro del nuestro, la vida sería compleja, ya que, por ejemplo, la luz siempre penetraría en los hogares aunque estos estuvieran cerrados y sin ventanas, ya que la luz incidiría desde la tercera dimensión. Las posibles dimensiones extra dejarían su huella, por ejemplo, en la gravedad, ya que las ondas gravitacionales podrían debilitarse si se filtraran en otras dimensiones. Aturdidos, abrumados quizá, por la cuarentena, los seres humanos nos refieren a puntos en los ojos... y esperemos no lo sean para siempre. Mientras tanto, la ciencia ficción como siempre nos adelanta en el tema.

"End of transmission".