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lunes, 11 de mayo de 2020

LA CUARENTENA DE LA MARMOTA


"Según Lacan, lo real vuelve siempre al mismo lugar, al mismo tiempo". Alfredus del Bajo

Con la cuarentena que estamos viviendo se nos parece a una de las paradojas que, a pesar de que parece ralentizarse el presente, el tiempo se comprime en el pasado. Cuando queremos recordar lo que hicimos ayer o antes de ayer, da la sensación de que no hubiéramos hecho nada. Todos los días se asemejan entre sí, lo que hace que nuestros recuerdos se hagan generales y contengan pocos detalles. La cuarentena acrecentó la sensación de que «el tiempo no pasa más», o de que esto es interminable que siempre se vuelve al mismo lugar dia tras dia. Una de las primeras definiciones que da Lacan de lo real es: lo que vuelve siempre al mismo lugar. En otro momento dirá de lo real, que es aquello que no cesa de no inscribirse. En este sentido, el film EL DIA DE LA MARMOTA imagina una situación en que lo que vuelve al mismo lugar es todo lo que ocurre en el universo en un día -salvo Phil, la marmota, que pasa a encarnar lo que no cesa de no inscribirse en el Otro. ¿En qué situación se encuentra atrapado Phil? Dentro de un período de veinticuatro horas (desde las 6 de la mañana hasta las 5.59 hs. del día siguiente) el mundo sigue una secuencia normal de causas y efectos, en las cuales tanto Phil como su entorno interactúan, siguiéndose consecuencias de dichas interacciones. Pero a partir de las seis de la mañana, se vuelve al mismo punto de partida del 2 de febrero, con lo que todas las acciones producidas ese día quedan anuladas como si no hubiesen existido: no hay marca alguna de lo que ocurrió, porque no ocurrió... salvo para Phil. El Día de la Marmota deviene aquello que vuelve siempre al mismo lugar para nuestro meteorólogo (el actor Bill Murray), dado que es necesario un elemento exterior al sistema para que pueda registrarse que se ha repetido el día. Phil encarna la excepción al universo que se repite. De ahí tu drama: ha quedado atrapado en un día que transcurre temporalmente como un círculo, mientras que su tiempo no es circular, de modo que para él lo que ocurre sí le deja huellas en su recuerdo. Este “hechizado” día de la marmota –si eliminaramos a Phil- cumple con el principio de la identidad de los indiscernibles de Leibniz, que sostiene que si dos objetos a y b comparten todas sus propiedades, entonces a y b son idénticos, es decir, son el mismo objeto. Phil encarna en cambio lo no idéntico a sí mismo, la diferencia que perturba la identidad. Lo que le permite contar la repetición como “lo mismo”. Para que haya repetición, se requiere que podamos introducir la diferencia en lo mismo, de lo contrario no se podría decir que algo se repite. Decir que algo es lo mismo que algo otro, supone poder introducir la diferencia en la identidad. Y esa diferencia es lo que Phil puede encarnar en tanto sujeto. Durante todo un período de tiempo, Phil intenta, ante su destino de eterno retorno, calcular el encuentro con los semejantes, eliminando el azar y sometiendo el mundo a su capricho, al punto de creerse un dios. Por eso al final, Phil puede salir del Día de la Marmota. Sucede como les pasaría a los humanos, que el tiempo de la cuarentena le ha dado de alta.


"End of transmission".






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