_____________________________________________

martes, 5 de mayo de 2020

CORONAVIRUS -EL ETERNO RETORNO


"Esta pandemia como castigo, quizás haya quebrado la idea del eterno retorno del hombre". Alfredus del Bajo

Una mirada filosófica en estos tiempos de pandemia nos hacen ver el eterno retorno como en una visión circular del tiempo, los acontecimientos siguen reglas de causalidad. Hay un principio del tiempo y un fin, que vuelve a generar a su vez un principio. Sin embargo, a diferencia de la visión cíclica del tiempo, no se trata de ciclos ni de nuevas combinaciones en otras posibilidades, sino que los mismos acontecimientos se repiten en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. Friedrich Nietzsche planteaba que no sólo son los acontecimientos los que se repiten, sino también los pensamientos, sentimientos e ideas, vez tras vez, en una repetición infinita e incansable. Esta idea fue retomada después por Nietzsche en su libro “Así habló Zaratustra”, donde el protagonista descubre esta visión del tiempo y queda desmayado por la impresión. Zaratustra despierta después de siete días de inconsciencia y sus animales lo halagan diciéndole que es el maestro del eterno retorno de lo mismo…El valor del concepto de eterno retorno ha sido tan discutido como poco entendido, y en general, se lo considera únicamente desde el punto de vista cronológico, en el sentido de repetición de lo sucedido. Pocas veces es pensado como uno de los conceptos más poderosos de la filosofía moral de todos los tiempos: obrar de modo que un horizonte de infinitos retornos no intimide, elegir de forma que si uno tuviera que volver a vivir toda su vida de nuevo, pudiera hacerlo sin temor. Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, enseña sólo una cosa: el ser humano logrará transformarse en el “Superhombre” cuando logre vivir sin miedo!. Pero el mundo alegre y confiado, nuestro mundo, se resquebraja. El golpe lo acusamos con angustia y miedo. Las ciudades, antaño bulliciosas, ahora desiertas, confinados sus habitantes en casa, quién nos lo iba a decir. Miramos una y otra vez las crecientes cifras de infectados, ¿cuándo empezarán a bajar? Pero es lo que hay, lo que nos ha caído encima, inútil lamentarse. Nuestro destino es ir a la deriva hacia un final que no conocemos y, mientras tanto, vivimos en la paradoja de que cuanto más nos comunicamos, más aislados estamos. El contacto con el «otro» ha mermado hasta el punto de suplantarlo por una multitud de imágenes asépticas de acontecimientos que se repiten en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación, como un eterno retorno de tiempo cíclico.


"End of transmission".





No hay comentarios:

Publicar un comentario