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viernes, 24 de abril de 2020

¿ES EL VIRUS DE SCHRODINGER?


¿Hemos creado este virus a nuestra imagen y semejanza?. Alfredus del Bajo

Un virus es un bicho muy raro. Para empezar, ni siquiera es un bicho. No pertenece a ninguno de los cinco reinos de la vida. No es ni animal, ni vegetal. Tampoco es un hongo. Ni un ser unicelular, porque ni siquiera tiene células. Ni muchas, ni pocas. Ninguna. Y no, tampoco es una bacteria. Aunque mucha gente suele confundirlos. Una bacteria es un microorganismo procariota, es decir, es una célula tan simple que ni siquiera tiene núcleo. Pero se apaña sin él para vivir. ¿Les parece raro? Pues tampoco está ni vivo ni muerto. Los virus surgieron hace 3500 millones de años y el coronavirus, causante de la actual pandemia Covid-19, es su última criatura. Básicamente, un virus es un trozo de código genético envuelto en una membrana, que viene a ser como el papel de regalo. Un regalo envenenado. De hecho, su etimología viene del latín: virus significa veneno. Su genoma es tan simple que apenas contiene 30.000 unidades, mientras que el del ser humano está compuesto por 3.000 millones. Si los virus son extremadamente simples, los priones son criaturas aún más sencillas. Ni siquiera tienen código genético. Son proteínas anormales con capacidad para infectar y multiplicarse. ¿Les parece extravagante? Pues agárrense. Un virus tampoco está vivo. A decir verdad, no está ni vivo ni muerto, como el Gato de Schrödinger. Y no es una metáfora cuántica. No está vivo porque no cumple una de las funciones básicas de la vida: reproducirse por sus propios medios. Y tampoco está muerto porque, como un ladrón de bancos, puede hacer un agujero en las paredes celulares de un ser humano, abrir la caja fuerte donde las células guardan sus secretos más preciosos, esto es, su información genética. Y, con ese manual de instrucciones en su poder, replicarse. El caso es que a los virus se los clasifica como un estado intermedio de la materia, algo así como la transición entre lo inanimado y lo vivo. Algunos expertos consideran incluso que la materia tiene tres estados: las cosas inertes (como una piedra), los replicantes (virus y priones) y la vida. Ahí radica la paradoja. Mientras que en la descripción clásica del sistema el gato estará vivo o muerto antes de que abramos la caja y comprobemos su estado, en la mecánica cuántica de la pandemia el sistema se encuentra en una superposición de los estados posibles hasta que interviene el observador médico, lo que no puede ser posible por el simple uso de la lógica. El paso de una superposición de estados a un estado definido se produce como consecuencia del proceso de medida, y no puede predecirse el estado final del sistema: solo la probabilidad de obtener cada resultado. La naturaleza del proceso sigue siendo una incógnita hasta que aparezca una vacuna o la "inmunidad de la manada".


"End of transmission".



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