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jueves, 27 de diciembre de 2012

EINSTEIN, DE LA ECUACION A LA INMINENTE DETECCION



Casi un siglo después de la publicación de la teoría de la relatividad, el universo va a decir al fin si Albert Einstein tenía razón. Según explica un grupo de astrónomos estadounidenses, la gran confirmación que necesita la teoría del genio alemán llegará antes de 2016 con un 95% de probabilidades. Si la confirmación no ha llegado para entonces, habrá que buscar nuevas explicaciones para algunos fenómenos fundamentales del cosmos.
No confirmar a Einstein tendría “consecuencias muy profundas, pues cuestionaría la mayoría de cosas que sabemos sobre la evolución de las galaxias”, explica Frans Pretorius, astrónomo de la Universidad de Princeton y coautor del trabajo. 
El estudio se centra en las ondas gravitacionales, un fenómeno predicho por Einstein pero que nunca se ha observado de forma directa. Sólo los mayores cataclismos producirían estas ondas. Una de las fuentes más potentes sería el choque de dos agujeros negros supermasivos, los más grandes del universo. Estos cuerpos son tan densos que su gravedad lo absorbe todo, hasta la luz, y su tamaño es miles de millones de veces más grandes que el sol.


Las estrellas de neutrones, tan densas que un trocito de azúcar pesa igual que todos los seres humanos de la Tierra, también producirían estas emisiones al chocar.
En 1916, Einstein predijo en su teoría de la relatividad general que esos cataclismos producen ondas expansivas que curvarían a su paso el andamiaje del universo, hecho de espacio y tiempo. Pero las colisiones de agujeros negros y estrellas suceden tan lejos que cuando sus ondas llegan a la Tierra ya son imperceptibles, lo que llevó al propio Einstein a pensar que nunca se detectarían o incluso a renegar de su existencia.


Pretorius, junto a Sean Mc Williams , un joven astrónomo de Princeton, corrigen a Einstein para darle la razón. Su estudio dice que esas ondas existen y que su detección es “inminente”. De hecho, sus cálculos indican que las ansiadas ondas podrían haberse detectado ya sin saberlo.
Mc Williams y Pretorius han hecho un cálculo de cuántas fusiones de agujeros negros supermasivos suceden en el cosmos. Para ello han calculado la evolución reciente del universo y  han concluido que en los últimos 6.000 millones de años las galaxias han multiplicado por cinco su tamaño. Otro dato bien conocido es que desde aquella época se han formado pocas estrellas, por lo que su equipo cree que el aumento en tamaño se debe a que las galaxias se están fusionando.
Los datos apuntan a que el cosmos es una orgía de fusiones y agujeros negros que se devoran unos a otros lanzando potentes ondas gravitatorias. En concreto, la fusión de galaxias sería entre 10 y 30 veces más común de lo que se pensaba y las ondas gravitacionales hasta cinco veces más intensas. En otras palabras, la detección de la primera onda gravitatoria es “inminente” y sucederá “antes 2016 con un 95% de confianza”.

"El universo no está hecho de cosas sino de redes de energía vibratoria, emergiendo de algo todavía más profundo y sutil". Werner Karl Heisenberg

"End of transmission".

 

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