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sábado, 29 de junio de 2019

CONSCIENCIA EN EL HIPERESPACIO


“Escribimos con la tiza de la consciencia, en la pizarra del universo”. Alfredus del Bajo

Lo que subyace en la teoría del hiperespacio es la Consciencia. La conexión entre lo objetivo (materia) y lo subjetivo (mente), esos cabos sueltos que “pululan” en nuestro universo y que no acaban de “encajar” en un cuerpo, sí lo harían a través del “puente” que supone el hiperespacio. La teoría del hiperespacio puede ser capaz de unificar todas las leyes conocidas de la naturaleza en una teoría. Así pues, la teoría del hiperespacio puede ser la culminación que corone dos milenios de investigación científica. Puede aportarnos la «teoría de todo», que buscó infructuosamente Einstein durante muchas décadas. Los científicos se han sentido intrigados por la aparente diferencia entre las fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos, tales como la gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Los intentos para proporcionar una imagen unificadora de todas las fuerzas conocidas han fracasado. Sin embargo, la teoría del hiperespacio permite la posibilidad de explicar las cuatro fuerzas de la naturaleza, así como la aparentemente aleatoria colección de partículas subatómicas. En la teoría del hiperespacio, la «materia» puede verse también como las vibraciones que forman el tejido del espacio y del tiempo. De ello se sigue la posibilidad de que todo lo que vemos a nuestro alrededor, desde los árboles y las montañas a las propias estrellas, no sean sino vibraciones en el hiperespacio producidas por nuestra propia consciencia residente en él. Si esto fuese cierto, proporcionaría un medio para dar una descripción coherente y convincente del universo entero. La física moderna no presenta a la materia como pasiva e inerte, sino en un continuo movimiento, en una danza, y una vibración cuyos patrones rítmicos están determinados por las estructuras moleculares, atómicas y nucleares. Esta es también la forma en que los místicos orientales conciben el mundo material. Todos ellos insisten en que el universo debe ser comprendido dinámicamente, con su movimiento, su vibración y su danza, como la del dios destructor hindú Shiva. insisten en que la naturaleza no se halla en un equilibrio estático sino dinámico. “La quietud en la quietud no es la verdadera quietud. Sólo citando haya quietud en el movimiento podrá hacerse presente la consciencia, que inunda el hiperespacio“.



"End of transmission"





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