"Mi consciencia vibra bajo el impulso de una imagen, mero fantasma" Alfredus del Bajo
"Cuando entras la casa parece vacía, pero de repente comienzas a sentir cosas extrañas que surgen de la nada. En medio del silencio pasa un espectro junto a ti, se escucha una voz unos pasos hacen crujir el piso de madera… ¿De dónde vienen esas presencias si no hay nadie en la casa? ¿Existe la realidad?". En la realidad "clásica", que es como los científicos llaman al mundo que podemos ver y sentir, es fácil de entender qué es le vacío. Es un espacio en el que no hay nada. Pero en la realidad "cuántica", es decir, a escalas subatómicas que no podemos detectar a simple vista, el vacío se parece mucho más a esa casa embrujada. En el vacío cuántico, aunque logremos remover cualquier elemento del mundo clásico, como la luz o el calor, y no quede "nada", de repente comenzarán a aparecer partículas que se pueden detectar por brevísimos instantes, como un fantasma. El vacío es el estado cuántico que contiene la menor energía posible. En su interior fluctúan ondas electromagnéticas, que no necesitan un medio material para propagarse, y aparecen y desaparecen constantemente partículas que existen y dejan de existir, en una especie de danza primigenia a partir de la cual se construye la realidad que percibimos. El vacío es como el lienzo sobre el cual pintamos el mundo. No es la realidad, sino la tendencia a la realidad que muestra la nada, ese misterioso objeto de la filosofía que encierra el sentido implícito del universo. Ese espacio desnudo no lo hemos visto, sólo detectado. Y sabemos que es un campo de posibilidades del que emergen las partículas, de la misma forma que sobre un prado yermo surgen las flores. Partículas y flores toman la energía de ese campo de posibilidades. La energía que toman de esa aparente nada determina la naturaleza de las partículas y de las flores. Ese vacío es el reino de la incertidumbre, que se aplica no sólo a las partículas que emergen y desaparecen, sino también al propio campo de posibilidades: el volumen de energía disponible para posibilitar la construcción de la materia aumenta y disminuye y en algunos momentos también desaparece por completo. Y aunque parece aleatorio, suponemos que el vacío cuántico tiene un orden implicado que oculta relaciones entre todo lo que aparece y desaparece en su interior: entre las partículas elementales y entre las ondas electromagnéticas, formando un todo complejo. Partículas entre sí, ondas entre sí, ondas con partículas, se correlacionan con una dinámica propia que impide conformar un conjunto coherente y ordenado de la aparente nada. Ccomo escribí en otro posteo cuando dos partículas, como los átomos, los fotones o los electrones, se entrelazan, experimentan un vínculo inexplicable que se mantiene incluso si las partículas están en lados opuestos del universo. Mientras están entrelazadas, el comportamiento de las partículas está ligado entre sí. Este comportamiento aparece ya en los momentos previos de la conformación de la materia, según los resultados de esta investigación. Seguro recuerdas que en el colegio te enseñaron que la energía no se crea ni se destruye, es decir, que es imposible que algo surja de la nada. A nivel cuántico, sin embargo, sí que es posible. Por eso, lo que ocurre en el interior del vacío cuántico es clave para comprender también cómo los agujeros negros se disuelven lentamente con el tiempo a través de la radiación de Hawking, que se produce en el horizonte de sucesos debido a esos efectos cuánticos.
"End of transmission"
No hay comentarios:
Publicar un comentario