La frase hecha realidad por los continuos avances de la astrobiologia: "Estamos hechos de ingredientes que se encuentran en el polvo cósmico", es más actual que nunca ya que los científicos están encontrando más y más pruebas de que material creado en el espacio y llevado a la Tierra por impactos de cometas y meteoritos podría haber sido el impulso definitivo que hizo surgir vida aquí. Algunos meteoritos proporcionan sustancias que pueden servir de "ladrillos" con los que se pueden formar ciertos tipos de moléculas, más grandes y complejas, que son fundamentales para la vida.
Mientras, la comunidad científica ha analizado meteoritos ricos en carbono (condritas carbonáceas) y ha encontrado aminoácidos, los "ladrillos" de los que están hechas las proteínas. Las proteínas figuran entre las moléculas más importantes de la vida, y sirven para producir estructuras como el pelo y la piel, y para acelerar o regular reacciones químicas. En los meteoritos también se han hallado a veces los componentes que permiten la formación de ADN, la sustancia que transporta las instrucciones de cómo crear y regular un organismo viviente, así como otras moléculas biológicamente importantes.
Sin embargo, estos meteoritos ricos en carbono son relativamente raros, representando menos del cinco por ciento de los meteoritos encontrados e identificados como tales, y estos últimos son a su vez una minúscula porción de todo el material extraterrestre que llega a la Tierra. Aparte de esto, las sustancias básicas para la vida encontradas en los meteoritos por lo general están presentes en bajas concentraciones, típicamente del orden de algunas partes por millón o incluso partes por mil millones. Esto plantea la cuestión de hasta qué punto los meteoritos pudieron hacer aportaciones decisivas de sustancias decisivas para la creación de vida. Sin embargo, la Tierra constantemente recibe otro tipo de material extraterrestre: polvo de cometas y asteroides.
A pesar de su reducido tamaño, estas partículas de polvo interplanetario pudieron proporcionar mayores cantidades y un suministro estable de material orgánico extraterrestre a la Tierra primitiva. Desafortunadamente, han sido poquísimos los estudios sobre su composición orgánica, especialmente con respecto a los compuestos biológicamente relevantes que pudieron contribuir al surgimiento de vida. El motivo de esta escasa actividad analítica ha sido esencialmente el minúsculo tamaño de las muestras.
Estos científicos han encontrado aminoácidos en una muestra de 360 microgramos (millonésimas de gramo) del meteorito Murchison. Este tamaño de muestra es 1.000 veces más pequeño que el tamaño de muestra típico utilizado en los sistemas convencionales de análisis.
El meteorito Murchison tiene 4.600 millones de años de antigüedad y debe su nombre al de la ciudad australiana de Murchison, donde fue encontrado en 1969. Este estudio es una demostración de la fiabilidad de la nueva técnica. El de Murchison es un meteorito que ha sido ampliamente analizado, y por eso ha servido para calibrar la precisión y fiabilidad de la nueva técnica. Callahan y sus colaboradores obtuvieron los mismos resultados examinando tanto un fragmento muy pequeño como uno mucho mayor del mismo meteorito.
Esta nueva técnica permitirá investigar con gran eficacia materiales extraterrestres como micrometeoritos, partículas de polvo interplanetario y partículas cometarias.
Información adicional: http://www.nasa.gov/content/new-technique-could-be-used-to-search-space-dust-for-lifes-ingredients/#.UzXShqh5MbA
"La impresión de “infinito” que nos produce mirar al firmamento en una noche clara la podemos sentir también cada vez que miramos a nuestro alrededor y recordamos que todos y cada uno de los átomos que forman toda esa materia que nos rodea (incluidos nosotros mismos) no es ni más ni menos que polvo de estrellas”. Carl Sagan
"End of transmission".