La realidad nos teje, diariamente, una telaraña en los ojos. Alfredus del Bajo
¿Son el espacio y el tiempo objetos físicos que seguirían existiendo aunque las criaturas vivientes fueran retirados de la escena? La araña escanea su universo, pero más allá de esa red de telaraña todo le es incomprensible. El observador humano parece tan lejano a la araña como los objetos que observamos a través del telescopio nos lo parecen a nosotros. Sin embargo, tienen algo en común : Nosotros, los humanos, también, nos encontramos en el corazón de una gran red de espacio y tiempo cuyos hilos están conectados según las leyes que habitan en nuestras mentes. Identificar la naturaleza del mundo real ha obsesionado a científicos y filósofos durante milenios. Lo único que podemos percibir son nuestras percepciones. En otras palabras, la conciencia es la matriz sobre la que se aprehende el Cosmos. Cuando alguien observa una partícula subatómica pasar a través de las hendiduras, la partícula se comporta como una bala, pasando a través de un agujero o del otro. Pero si nadie observa la partícula, se muestra el comportamiento de una onda que puede abarcar todas las posibilidades – incluyendo de alguna manera pasar a través de ambos agujeros al mismo tiempo. Algunos de los más grandes físicos han descrito estos resultados tan confusamente que son imposibles de comprender, más allá del alcance de la metáfora, la visualización y el lenguaje mismo. Pero hay otra interpretación que hace sensible. En lugar de asumir una realidad que es anterior a la vida e incluso la crea, se propone una imagen alternativa de la realidad. Desde este punto de vista, la vida – sobre todo la conciencia – crea (colapsa) el universo, y el universo no podría existir sin nosotros. La teoría cuántica nos dice que un pequeño objeto no observado (por ejemplo, un electrón o un fotón – una partícula de luz) sólo existe en un estado borroso, imprevisible, sin un lugar bien definido hasta el momento en que se observa. Los físicos describen la condición fantasma, aún-no-manifestada, como una función de onda, una expresión matemática utilizada para calcular la probabilidad de que una partícula aparezca en cualquier lugar determinado. Cuando una propiedad de un electrón cambia de pronto de posibilidad a realidad, algunos físicos dicen que su función de onda ha colapsado. La extrañeza de la realidad cuántica está lejos de ser el único argumento contra el modelo de la realidad. También está la cuestión de ajustar el cosmos. Muchos rasgos fundamentales, fuerzas y constantes físicas – como la carga del electrón o la fuerza de gravedad – que pareciera como si todo lo relacionado con el estado físico del universo fuera hecho a la medida de la vida. Incluso los elementos más fundamentales de la realidad física, el espacio y el tiempo, apoyan firmemente una base alterna para el Cosmos. De acuerdo con esa realidad alterna, el tiempo no existe independientemente de la vida que lo observa. La realidad del tiempo ha sido cuestionada por una extraña alianza de filósofos y físicos. Los primeros sostienen que el pasado no existe más que como idea en la mente, que a su vez son eventos neuroeléctricos que ocurren estrictamente en el momento presente. Todo lo que percibimos está activo y repetidamente siendo reconstruido en el interior de nuestras cabezas, en un torbellino organizado de información. El tiempo en este sentido puede definirse como la suma de estados espaciales que ocurren dentro de la mente. Entonces, ¿qué es real? Si la siguiente imagen mental es diferente de la anterior, entonces es diferente, y punto. Podemos conceder que cambie la palabra tiempo, pero eso no quiere decir que sea una matriz realmente invisible en la que se producen cambios. En la vida cotidiana, el espacio y el tiempo son ilusiones que la ciencia toma como un punto de partida totalmente erróneo para las investigaciones sobre la naturaleza de la realidad.
"End of transmission"
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