“Sí yo hiciera mi mundo todo sería un disparate. Porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería y lo que no podría ser si sería. ¿Entiendes?” Alicia en el País de las Maravillas
Las paradojas de viaje en el tiempo constituyen uno de los mayores desafíos intelectuales para la razón humana. Para entender con más claridad este confuso argumento, de las paradojas temporales,tenemos que recordar la interpretación eternalista, o de “universo bloque”. La Teoría de la Relatividad nos dice que el mundo es una combinación de espacio y tiempo –el espaciotiempo– y por consiguiente que todo lo que ocurrió y ocurrirá está fijo y determinado en él. Si el futuro es tan real como lo es el presente (pues esa división no existe en la Física), no hay forma de que podamos realizar actos que alteren los sucesos futuros. Es decir, no sería posible el libre albedrío; la libertad y voluntad humanas serían sólo apariencias; todas nuestras acciones y decisiones estarían determinadas de antemano por las leyes de la Física. De este modo, lo que un hombre puede y no puede hacer, está determinado por el todo, no sólo por el presente, que no tiene nada de particular. Nuestras acciones no deben estar únicamente en concordancia con la Física a escala local, sino también global. El físico John L. Friedman, entre otros, llama a esto como principio de coherencia. Sin embargo, esta forma de entender los conceptos , es muy humana: Para la Física no es más importante si una persona está viva o muerta que si una lámpara está encendida o apagada: todos los sucesos tienen relevancia física, y todos son igualmente capaces de producir paradojas. Es decir, la hipótesis de la auto-consistencia no dice podemos viajar al pasado siempre y cuando ‘no toquemos nada’ que ponga el peligro el curso de la historia.
Dice que todo lo que allí se haga (hizo) ya está reflejado en la actualidad, y que simplemente no podemos “cambiarlo”, sino sólo formar parte de él. Es interesante observar que solemos usar verbos conjugados en futuro para referirnos a las acciones del viajero en el pasado.
¿Cómo la Naturaleza se protegería a sí misma de las paradojas? Ésta es una cuestión sumamente abierta, y estaría mal inclinarnos caprichosamente hacia alguna respuesta. Alguien que asumiera el determinismo radical, diría: no es que la Naturaleza deba ‘protegerse’ de nada; todo lo que ocurrirá ya está determinado y acorde con ella; no existe posibilidad de crear a voluntad una paradoja. Alguien que asumiera el libre albedrío, podría decir: el hombre puede crear todo tipo de situación física y puede modelar la Naturaleza a su deseo, pero no tiene la capacidad de lograr que ella se contradiga a sí misma. Las leyes de la Física lo impedirían contra viento y marea. Quizá hoy no comprendemos cómo, porque ni siquiera las comprendemos a ellas mismas. Alguien que asumiera el indeterminismo (que no implica libre albedrío) podría hacer una síntesis y decir: la mecánica cuántica nos muestra que la indeterminación está presente en todo suceso natural; aunque pueda existir un determinismo a escala macroscópica, en el mundo microscópico siempre existe la posibilidad de eludir el ‘plan’ de la Naturaleza, dando lugar a aleatoriedades. Las paradojas del viaje en el tiempo surgen cuando nos referimos a objetos macroscópicos, como personas Pero si estos viajes fueran sólo posibles a escalas microscópicas o aun subatómicas, habría que analizar las paradojas con los términos de la mecánica cuántica, la cual tiene otras reglas de juego, y sí permite fluctuaciones de la causalidad.
"End of transmission"
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