La superposición cuántica es una de las extrañas propiedades del mundo subatómico que permite a las partículas elementales de la materia estar simultáneamente en dos lugares o estados diferentes. Un grupo de físicos de la Universidad de Queensland, ha desarrollado un experimento imaginario parecido al famoso gato de Erwin Schrödinger. Se ha descubierto que la superposición de estados no sólo es una propiedad de las partículas elementales, sino también del tiempo. Es decir, según este nuevo experimento imaginario, el tiempo cuántico está también en una superposición de estados en la que el pasado, el presente y el futuro se funden, y en la que los procesos de causa y efecto se invierten, convirtiendo el efecto en causa y la causa en efecto indistintamente, en una dinámica incomprensible para los sentidos. Merced a estas propiedades cuánticas, el flujo del tiempo cuántico no sigue una flecha hacia el futuro, sino que está en un estado en el que la causa y el efecto pueden coexistir en una dirección que tanto avanza hacia adelante como retrocede hacia atrás (el pasado). El experimento de este grupo de físicos usa la imaginación para investigar qué pasaría con dos naves espaciales que estuvieran en la misma situación que el gato de Erwin Schrödinger, es decir, afectadas por una superposición de estados. En el primer momento del experimento imaginario, las dos naves acuerdan dispararse recíprocamente unos proyectiles y evitar daños. Y lo consiguen conviniendo los tiempos de los disparos: sabiendo cuándo va a disparar la otra nave, la atacada se desplaza un poco antes y escapa al proyectil. Si cualquiera de las naves dispara demasiado pronto, destruirá a la otra. Hasta aquí, todo funciona tal como se desarrolla en el mundo ordinario. Pero los investigadores fueron más lejos e introdujeron en el experimento una teoría formulada por Einstein en 1915. Según la relatividad general, la presencia de un objeto masivo ralentiza el flujo del tiempo, por lo que los investigadores imaginaron que colocaban un planeta cerca de una de las dos naves espaciales para ralentizar su flujo del tiempo. Aunque conozca el momento en el que la otra nave va a efectuar el disparo, la nave cercana al planeta no evita su destrucción, ya que su tiempo ha dejado de coincidir con el de la nave atacante. Esa asincronía temporal, resultado de la relatividad general, habría acabado con una de las naves. En la siguiente fase del experimento imaginario, los investigadores, en vez de introducir la relatividad general, recurrieron a la mecánica cuántica y pusieron al planeta en un estado de superposición de estados cerca de una de las naves. El resultado fue tan sorprendente como el que obtuvo Schrödinger hace casi 85 años: cerca de un planeta en superposición de estados, las dos naves son destruidas y sobreviven al mismo tiempo, porque la superposición del planeta se prolonga a la secuencia de ataques y desvíos programada por las dos naves. En consecuencia, las naves estelares se destruyen y sobreviven a la vez en dos eventos separados, ilustrando por primera vez cómo puede ocurrir este escenario cuántico y cómo puede verificarse científicamente. En este caso, la tecnología permitió una simulación de cómo funciona el tiempo en el mundo cuántico, sin usar la gravedad-(como también le pudiese ocurrir a un tripulante de la nave, si es que decide salir al espacio en esa superposición, puede aparecer y desaparecer de la mirada del observador)-Como dice Alfredus del Bajo:" Imaginar el tiempo, ayuda a examinar un aspecto cuántico que antes era desconocido".
"End of transmission"
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