No es ninguna predicción Maya, ni argumento catastrófico de ciencia ficción hecho realidad, pero que va a haber un impacto en la Luna lo dicen nuestros científicos y no videntes de ocasión.
A fin de año pasado publiqué que la NASA estaba muy ocupada poniendo en órbita lunar dos sondas gemelas, cumplido su ciclo de trabajo, llego el momento de la despedida.
La misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL), se estrellará contra una montaña cerca del polo norte de la Luna el próximo lunes 17. Las sondas han conseguido generar el mapa gravitatorio de mayor resolución obtenido hasta ahora de nuestro satélite natural, pero su órbita baja y el bajo nivel de combustible imposibilitan que sigan realizando más operaciones científicas, según ha informado la agencia espacial.
Ebb y Flow, como fueron denominadas las dos sondas, se colocaron en sus órbitas entre el 31 de diciembre de 2011 y el 1 de enero de 2012, y pronto iniciaron su labor de retratar la estructura interior y la composición de la Luna. Con estos datos fueron capaces de elaborar el mejor mapa gravitatorio de nuestro satélite, que ha revelado un gran número de características del paisaje lunar nunca antes vistas con detalle. Entre ellas, la morfología del terreno volcánico, las cuencas, los picos centrales de los cráteres y muchos nuevos cráteres de impacto de todos los tamaños y forma perfectamente circular. Además, los datos demuestran que el campo gravitatorio de la Luna no se parece al de la Tierra ni a al de ningún otro planeta rocoso de nuestro sistema. El mapa proporcionará una mejor comprensión de cómo nuestro mundo y otros planetas rocosos se formaron y evolucionaron.
Ahora, las sondas se preparan para su descenso controlado
y el impacto en una montaña cerca del polo norte de la Luna. «Va a ser difícil
decir adiós», afirma la investigadora principal de GRAIL, Maria Zuber,
en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Cambridge). «Nuestros
pequeños gemelos robóticos -tienen el tamaño de una lavadora- han hecho
avanzar la ciencia planetaria de manera importante con sus
contribuciones».
Durante su primera misión, de marzo a mayo, las sondas
recogieron datos en órbita en una altitud promedio de 55 kilómetros. Su
altura se redujo a 23 kilómetros en la segunda parte de su misión, que
comenzó 30 de agosto, y en ocasiones se colocaron a tan solo unos pocos
kilómetros de los puntos más altos de la Luna.
La montaña donde las dos naves impactarán se encuentra cerca de un cráter llamado Goldschmidt.
La primera sonda en llegar a la Luna, Ebb, también será la primera en
empotrarse contra ella. Flow le seguirá unos 20 segundos más tarde.
Ambas golpearán la superficie a 1,7 kilómetros por segundo. Por
desgracia, no habrá imágenes del momento del impacto, porque la región
estará en sombra en ese momento.
Ebb y Flow llevarán a cabo un experimento final antes de
que termine su misión. Encenderán sus motores principales hasta que sus
tanques de combustible estén vacíos para determinar con precisión la
cantidad de combustible que queda en ellos. Esto ayudará a ingenieros de
la NASA a validar modelos computacionales de consumo de combustible para mejorar las predicciones de las necesidades de misiones futuras.
«54 minutos antes del impacto haremos una última
observación, encendiendo los motores para determinar con exactitud
cuánto combustible queda en los tanques», afirma David Lehman, del
Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. Ese encendido
durará menos de nueve minutos. Tras ello, las gemelas se dirigirán a la
cima de la montaña lunar y acabarán su misión, y en ese momento se abrirá una puerta al conocimiento futuro.
"El mundo está lleno de personas quienes desde su infancia jamás han entrado por una puerta abierta con la mente abierta". E. B. White
"End of transmission"
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