Así como desde finales de los noventa, más de un millón de internautas de todo el mundo han cedido parte de la capacidad de procesamiento de su ordenador personal mientras estaba ociosa para el proyecto SETI@home, que busca vida extraterrestre. En estos momentos se calcula que existen unos 3.200 millones de personas con teléfonos móviles en el mundo. Si tan sólo un pequeño porcentaje se uniera a la causa daría lugar a una capacidad de procesamiento de datos tan grande que superaría al mayor superordenador de la historia.
David Anderson, de la Universidad de Berkeley y su equipo han trabajado en un software BOINC que se ejecuta tanto en smartphones como en tabletas, ya que estos dispositivos móviles de última generación cuentan con CPUs y procesadores gráficos de gran alcance, suficiente para adaptarse a la computación distribuida. El único requisito es que utilicen Android como sistema operativo, por lo tanto ya es posible buscar vida extraterrestre por smartphones. Ahora le tocó el turno a Einstein@Home movil. Un equipo internacional dirigido por científicos de los Institutos Max Planck de Física Gravitacional y Radioastronomía en Alemania, han analizado los datos de uno de los mayores radiotelescopios del mundo. El resultado, según explica la institución en un comunicado, ha sido el descubrimiento de 24 nuevos púlsares, como se denomina a estas singulares estrellas de neutrones con propiedades físicas increíbles. El hallazgo servirá para poner a prueba la teoría de la relatividad general de Einstein, además de ayudar a completar el mapa cósmico y como herramienta de investigación en muchas ramas de la astrofísica. “Sólo podríamos llevar a cabo esta búsqueda gracias al potencial de cálculo proporcionado por los voluntarios de Einstein@Home”, asegura Benjamin Knispel, investigador del Instituto Max Planck y autor principal del estudio publicado recientemente en la revista científica The Astrophysical Journal.
De hecho, muchos de estos púlsares se habían pasado por alto en investigaciones anteriores, a pesar de la especial relevancia de algunos de ellos. Y es que su detección no es tarea sencilla, al tratarse de restos de explosiones de estrellas masivas con estructuras complejas y fuertemente magnetizadas. Los púlsares se giran rápidamente, emitiendo un haz de ondas de radio a lo largo de su eje del campo magnético, por lo que se comportan de forma similar a un faro. Así, sólo se pueden observar cuando las ondas de radio se dirigen hacia la Tierra. Para detectar esas señales tan débiles que emiten se necesitan radiotelescopios grandes y sensibles. Knispel y su equipo analizaron los datos del seguimiento realizado entre 1997 y 2001 con el radiotelescopio del Observatorio Parkes del CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation, el organismo gubernamental que controla la investigación científica y sus aplicaciones industriales y comerciales en Australia), en el sureste de Australia.“La búsqueda de nuevos púlsares requiere un intenso trabajo computacional. Para determinar características a priori desconocidas, como su distancia o el período de rotación, tenemos que realizar análisis muy exhaustivos”, explica Knispel. Se necesita, por tanto, una importante capacidad de procesamiento.
Mediante Einstein@Home se consigue una potencia de cálculo de alrededor de 860 petaflops por segundo, resultante de la unión de 200.000 ordenadores de hogares y oficinas de todo el mundo cuyos ciclos de cómputo ociosos son cedidos cada semana por más de 50.000 personas de forma voluntaria y altruista. Este potencial coloca al proyecto a la altura de los superordenadores más rápidos del mercado. Como consecuencia, el análisis de los archivos de Parkes se completó en ocho meses, mientras que la misma tarea en un solo núcleo de CPU habría necesitado más de 17.000 años, algo inabarcable.
Sin embargo, la potencia de cálculo no fue el único factor importante para descubrir las dos docenas de púlsares, pues también fue determinante el desarrollo de nuevos métodos de posprocesamiento. Y es que los datos registrados en la observación a menudo contienen interferencias. Sin embargo, en esta ocasión los astrónomos emplearon herramientas que les permitieron detectar púlsares previamente enmascarados por la presencia de estas señales. El resultado fue el hallazgo de púlsares de particular interés para los astrónomos, como los que orbitan en sistemas binarios. Su descubrimiento exige aún mayor capacidad de cómputo que los aislados, lo que supera con creces las capacidades de computación de los dos Institutos Max Planck. Gracias a Einstein@Home se localizaron seis de este tipo.
“Nuestros descubrimientos demuestran que proyectos de computación distribuida como Einstein@Home pueden desempeñar un papel importante en la astronomía”, afirma Bruce Allen, director del proyecto. Las cifras hablan por sí solas, ya que desde el primer descubrimiento de un púlsar de radio en agosto de 2010, la red informática mundial ha descubierto casi 50 nuevas estrellas.
Con todo, Allen espera que la computación distribuida pueda ser cada vez más importante para el análisis de datos astronómicos en el futuro. Participar en el proyecto es muy sencillo, pues no se tarda más de dos minutos en la instalación, que apenas requiere mantenimiento. Únicamente se necesita descargar BOINC, una plataforma de código abierto que permite donar tiempo de inactividad del ordenador a diversos proyectos científicos como Einstein@Home. La herramienta está disponible en Windows, Linux y Mac OS X. Además, desde el mes de julio, los voluntarios no sólo pueden ejecutar el programa en portátiles, sino también ayudar a encontrar nuevos púlsares desde sus teléfonos y tabletas con sistema Android. Para ello basta con tener instalada la versión 2.3 o superior. El software no repercute en el consumo de batería ni en la factura de telefonía móvil, ya que la conexión sólo se permite cuando el aparato está cargando y mediante una red Wi-Fi, aprovechando únicamente la capacidad del procesador que de otra forma no se emplearía. Estos dispositivos centrarán su ayuda en la búsqueda de nuevos púlsares de radio en el Observatorio Arecibo en Puerto Rico, donde trataremos de encontrar la luz donde se encuentren.
"Quien quiera que sea y dónde sea que esté, el hombre que piensa se convierte en luz y potencia".
Henry George
"End of transmission".
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