Fueron los primeros pasos para comprender algo desconocido, ahora que sabemos más, pero entendemos menos, como dice la famosa frase, dos grupos de investigadores, liderados por la Universidad Estatal de Pensilvania (EE UU), han observado por primera vez qué ocurre en los primeros instantes en los que un agujero negro absorbe a una estrella. Lo sorprendente de este hallazgo es que brinda una oportunidad única de estudiar cómo brilla el chorro relativista de materia que se emite en los inicios del fenómeno. Esto ha sido posible gracias al observatorio espacial Swift de la NASA.
“Hasta ahora, éste es un suceso único. Aunque hace tiempo que se prevée que tales fenómenos deben ocurrir, el brillo que emite es toda una sorpresa”, declara Jamie A. Kennea, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y coautor del estudio que se publicó en la revista Nature.
Los científicos han determinado que el agujero negro se encuentra en el centro de una galaxia, a una distancia tal que la luz de este fenómeno tardó aproximadamente 4 mil millones de años en alcanzarnos.
Los agujeros negros son comunes en el centro de las galaxias. La propia Vía Láctea alberga uno de aproximadamente 2 millones de veces la masa de nuestro Sol. Sus poderosos campos gravitatorios crean fuertes gradientes que pueden destruir las estrellas que pasan a varios millones de kilómetros de la misma y producen un destello de luz ultravioleta y rayos X.
“Es lo que creemos que le sucedió a la estrella absorbida en este caso. El resultado de este proceso puede haberse observado en varias ocasiones, pero hasta ahora nunca se había visto cómo comenzaba”, apunta Kennea.
Lo que han descubierto los equipos de investigación es que la acreción –crecimiento por adición de materia– de la estrella que se ha visto afectada por la absorción del agujero negro, ha producido un chorro relativista, un resultado que no habían predicho los modelos teóricos previos a la observación.
“Cuando los científicos nos referimos a chorros relativistas, significa que las partículas de ese chorro de materia se mueven muy cerca de la velocidad de la luz. Para estas velocidades es necesario usar la teoría de la relatividad de Einstein (de ahí el término 'relativista') para describir la física de la reacción. La física clásica o newtoniana no funciona a estas velocidades. Es decir, el material en el chorro se mueve muy rápido, a cerca de mil millones de kilómetros por hora”.
Además, la presencia de un núcleo activo de luminosidad muy alta en rayos X, asociado a un agujero negro supermasivo, produce chorros de materia y fuertes vientos galácticos que impiden la formación de estrellas en la galaxia que lo alberga. Esto da lugar a "una transformación muy rápida de la galaxia, se para de repente su crecimiento y se apaga la formación de nuevas estrellas”.
Durante la última década, la astronomía se había preguntado por la relación que se establecía entre estos dos factores y para ello debía conseguir observar las reliquias del universo.
Por un lado, las galaxias más lejanas, es decir cuando el universo era más joven, y, por otro, las estrellas más jóvenes, en sus fases iniciales de formación. Los telescopios espaciales como el Herschel nos permiten mirar atrás en el tiempo, algo imprescindible para saber cómo es la estructura del Universo.
"¿Dios?... no solo juega a los dados en el Universo, sino que los tira donde nadie los ve", reflexión sobre los agujeros negros de S. Hawking
"End of transmission"
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