" En los últimos años, los físicos nucleares han descubierto el extraño mundo de las partículas sub-atómicas, los fragmentos de átomos más pequeños que la imaginación puede imaginar, fragmentos de materiales que no obedecen las leyes de la gravedad. Antimateria compuesta de otros materiales; sombra de materia que puede penetrar a diez millas de protección al plomo.. Escondido en la profundidad, en el corazón de extraños nuevos elementos son los secretos más allá de la comprensión humana,las nuevas competencias, nuevas dimensiones, mundos dentro de mundos desconocidos "
The outer limits: Produccion y decadencia de extrañas particulas
En ese capitulo: Experimentando con particulas sub-atomicas, un equipo de investigadores inician una reacción que aparentemente controla a los propios investigadores. Como cada uno de los científicos se consume después de otro, la reacción crece hacia un clímax terrible, y los supervivientes temen que puedan ser impotente para detenerlo.
Claro, cuando vi por primera vez era muy chico para comprender que estaban diciendo, ahora trato de entender un poco mas, solo un poco, como esta compuesta la materia, doy unos datos para tratar de asimilar algo.
¿Por qué están encontrando los científicos tantas partículas subatómicas nuevas y cuál es su significado? La clave de la respuesta puede resumirse en una sola frase: “más energía”. Y los físicos estudian la estructura interna del núcleo atómico de una manera muy bruta. Lo bombardean con todas sus fuerzas con partículas subatómicas, destrozan el núcleo en fragmentos y estudian luego los trozos. Lo que ha cambiado en los últimos treinta años ha sido la energía con que esos “proyectiles” subatómicos irrumpen en el núcleo atómico. En los años treinta tenían energías de millones de electronvoltios; en los cuarenta, de cientos de millones; en los cincuenta, de miles de millones; en los sesenta, de docenas de miles de millones. Y a lo que se ve, en la presente década llegaremos a cientos de miles de millones de electronvoltios.
Cuanto mayor es la energía con que se irrumpe en el núcleo, mayor es el número de partículas que salen y mayor es también su inestabilidad. Y sería lógico pensar que a medida que crece la fuerza del impacto, menores deberían ser las partículas resultantes. (Al fin y al cabo, un golpe fuerte parte una roca en dos mitades, pero uno más fuerte aún la dividirá en una docena de trozos pequeños.) En el caso de los núcleos no es así. Las partículas que se obtienen suelen ser bastante pesadas. Y es que no hay que olvidar que la energía se puede convertir en masa. Las partículas subatómicas que aparecen en un proceso de ruptura de un núcleo no salen de allí como si hubiesen estado alojadas en él desde el principio. Se forman en el momento del impacto a partir de la energía de las partículas que intervienen en el choque.
Cuanto mayor es la energía de la partícula entrante, mayor es la masa que podrá tener la partícula formada y mayor será también, por lo general, su inestabilidad. En cierto modo cabría decir que las partículas subatómicas salen del núcleo destrozado de la misma manera que las chispas salen del acero al golpearlo con un pedernal. Las chispas no estaban desde el principio en el acero, sino que se forman a partir de la energía del golpe. Pero entonces, ¿tienen algún significado todas estas partículas subatómicas nuevas? ¿No serán meros productos fortuitos de la energía, como las chispas? Los físicos piensan que no, porque el orden que impera entre ellas es muy grande. Las partículas formadas tienen ciertas propiedades que obedecen determinadas reglas, bastante complicadas. Es decir, las diversas partículas pueden ser representadas mediante números, que a su vez son identificados por nombres como los de “spin isotópico”, “rareza”, “paridad”, etc., y la naturaleza de dichos números viene dictada por limitaciones muy rígidas. Detrás de estas limitaciones tiene que haber algo, indudablemente.
Si los humanos tienen libre albedrío, entonces también lo tienen las partículas subatómicas como los electrones, según dicen unos matemáticos estadounidenses.
"Si lo experimentadores tienen una cierta libertad, entonces las partículas tienen exactamente el mismo nivel de libertad”, escriben los matemáticos John Conway y Simon Kochen, de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, en un reciente artículo publicado en Notices of the AMS.
“Es más, es natural suponer que esta última libertad es la explicación final de la nuestra”.
“Es más, es natural suponer que esta última libertad es la explicación final de la nuestra”.
La mecánica cuántica es una teoría que usa la probabilidad para predecir cómo se comportan las partículas. Pero en una base de caso a caso, el comportamiento de cada partícula es casi completamente impredecible.
No aceptando tal comportamiento impredecible, algunos científicos han propuesto la existencia de fuerzas hasta la fecha desconocidas o propiedades que llaman “variables ocultas”. Argumentan que la aleatoriedad de las fuerzas desconocidas es sólo una ilusión, y el comportamiento sería completamente predecible – o ‘determinista’ – sólo si pudiéramos conocer las variables ocultas.
Esto, según defiende el dúo, ya no es una interpretación válida de la mecánica cuántica. “Cualquier teoría debe contener ahora algún grado de indeterminación – o ‘libre albedrío’”, dijo Stephen Bartlett, físico cuántico de la Universidad de Sydney, que está de acuerdo con la idea general de los argumentos dados por el dúo de Princeton.
“Conway y Kochen demuestran que la aleatoriedad no depende de nada. Demuestran que la salida de estos eventos de aleatoriedad cuántica son real y completamente independientes de cualquier cosa que haya sucedido en el pasado”.
Los matemáticos estadounidenses basaron sus deducciones en tres teoremas inexpugnables, los cuales también van en consonancia: ‘espín’ – que mide una propiedad cuántica llamada espín de una partícula elemental; ‘gemelo’ – que un par de partículas estén correlacionadas; y ‘minuto’ – que es la restricción del experimentador de que lo que mide no puede comunicarse más rápido que la velocidad de la luz.
Si los experimentadores son libres para elegir entre experimentos – es decir, la elección de los experimentos no está predeterminada por eventos anteriores – entonces la partícula también debe decidir cómo actuar en el estímulo del momento.
Bartlett cree que el trabajo de Conway y Kochen es convincente. “Es un resultado bastante interesante. Su investigación cae en la amplia categoría de explorar cómo de extraño es el mundo cuántico”, dice.
Conway está actualmente presentando su teorema en una serie de charlas en la Universidad de Princeton.
Es indudable el aporte de la ciencia ficcion a el posterior estudio de lo que no podiamos entender.
"End of transmission"
No hay comentarios:
Publicar un comentario