miércoles, 8 de abril de 2020

LA REALIDAD EN CUARENTENA


¿Qué es real y qué no lo es? ¿Qué no es real y en qué medida? ¿Cual es la medida para tasar la realidad de conciencia en una cuarentena?. Alfredus del Bajo

Con respecto a nuestra percepción de la realidad en esta cuarentena que estamos soportando, nos podemos preguntar: ¿Es falsa la realidad que experimentamos? ¿Es una especie de artificio? ¿Cuál es la verdadera realidad? Lo cierto es que el problema de qué entendemos por realidad se remonta a hace muchos siglos y ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de filósofos y también científicos. A raíz de estas afirmaciones, surgen pues varias cuestiones: ¿Dónde está la realidad, fuera o dentro de nosotros? ¿Es objetiva o subjetiva? ¿Podemos conocer el mundo exterior —si es que tal cosa existe— de forma absoluta o “separada” de nosotros mismos? ¿Qué papel juega en todo esto la mente? ¿y la conciencia?. Se sostiene que la consciencia crea actividad neuronal y que el cerebro nos oculta la realidad para darnos una ventaja evolutiva. La percepción es solo una interfaz de usuario. Nuestros sentidos, la base de nuestra percepción de la realidad, evolucionaron y fueron moldeados por selección natural supuestamente para ayudarnos a percibir la realidad, pero que en realidad ha pasado lo contrario. Otra forma de pensar acerca de este concepto es mirar al mundo como una interfaz de usuario, una máscara. El espacio tridimensional es realmente como el escritorio de un ordenador. Las cosas que vemos están ahí como un ícono. Un icono de un libro que es azul no significa que el libro y su contenido sean realmente azules, es un simple símbolo que representa algo mucho más grande. Y no ver la verdad realmente ayuda: si tuviéramos que saber toda la verdad sobre el ordenador y cómo operar cada circuito para hacer que ca- da acción sea necesaria, no lo usaríamos. La evolución literalmente nos oculta la verdad a propósito. Por ello no sabemos realmente lo que es la realidad y que para conocerla debemos primero entender lo que es la conciencia. La mayoría de los enfoques asumen que la actividad cerebral causa la experiencia consciente. Pero nadie tiene una idea sobre cómo iniciar una experiencia consciente desde el cerebro: no hay teorías que lo expliquen. Nuestra incapacidad para encontrar una teoría sugiere que podemos estar haciendo una su- posición falsa. Y dado que de la actividad cerebral no hemos podido construir una teoría de la conciencia, se ha propuesto construirla a partir del impacto en las neuronas: se está creando un modelo matemático de la conciencia. Si hemos confundido nuestras percepciones con la verdad, nuestra percepción completa del espacio-tiempo y de los objetos físicos es engañosa. Es sorprendente pensar que lo que hemos creído profundamente es erróneo. Pensar que el espacio-tiempo en sí es falso es asombroso. Los órganos de los sentidos son, en lo que a esto respecta, completamente neutrales. Luego, no existe “un” mundo exterior, sino varios mundos que dependen cada uno del sujeto que percibe los diferentes estímulos que en él se encuentran. ¿Sigue vigente el Mito de la Caverna, pero ahora multidimensional?. Este relato, expuesto en forma de diálogo entre el propio Platón y Glaucón, nos habla de una cierta caverna donde unos prisioneros, encadenados de pies y cuello, están dispuestos de tal forma que sólo pueden ver el fondo rocoso de la cueva. No pueden girar la cabeza y ver la luz que penetra desde el exterior. Estas personas han estado así desde niños y sólo han podido ver las figuras que se mueven por detrás, proyectadas como sombras por un fuego situado también detrás de ellos. Ellos creen, pues, que tales sombras son la realidad. Pero, ¿qué ocurriría si un prisionero se pudiera liberar de sus cadenas, girar la cabeza y ver las cosas que antes sólo había percibido en forma de sombras? Posiblemente consideraría que tales cosas son mucho más verdaderas de lo que creía haber visto previamente. Al principio, a esta persona le dolerían los ojos ante tal claridad, porque su vista no estaría aún acostumbrada, pero finalmente —fuera ya de la caverna y tras un tiempo de aclimatación— podría ver todo el mundo tal como es, e incluso mirar la misma fuente de luz, el Sol. Entonces el fugitivo, al comprender la nueva situación, se compadecería de sus antiguos compañeros de la caverna, y de ningún modo querría regresar allí. Sin embargo, si decidiese volver y reunirse con ellos, se sentiría “ofuscado por las tinieblas”. Y peor aún, si les animase a salir de aquel lugar, correría el riesgo de caer en ridículo, o de morir in- cluso si los reos pudiesen liberarse. En fin, el problema planteado por Platón seguiría siendo uno de los temas fundamentales de la filosofía durante siglos: qué es la realidad, y cómo podemos conocerla con certeza. Entre otros filósofos cabe destacar la visión de Immanuel Kant, que estableció una distinción entre dos mundos, que de alguna manera vendría a recuperar la división platónica entre “lo que aparenta ser” (la falsa luz) y “lo que es” (la luz verdadera). Así, Kant distinguía entre el mundo de las ideas, el auténtico, y el mundo fenoménico, que es todo aquello que percibimos a través de nuestros cinco sentidos físicos. Según este modelo, conocer de manera segura la realidad externa a nosotros sería tarea imposible, ya que no podría haber una percepción directa. Además, Kant propuso que las percepciones del tiempo y el espacio no serían inherentes al mundo físico, sino que serían más bien un reflejo de la forma en que opera nuestra mente. Ahora bien, para Kant sí que existiría una realidad o mundo externo, pero tal mundo sería apreciado o interpretado de manera subjetiva por cada individuo. Sin embargo, toda la fenomenología paranormal –incluyendo las visiones, la telepatía, las percepciones extransensoriales, el acceso a otros estados de conciencia, las experiencias más allá de la muerte, etc.– ha abierto nuevos caminos a la cuestión de qué es la realidad. Así, han surgido teorías o propuestas que tratan de dilucidar si la realidad que percibimos es ilusoria, limitada o simplemente es una más entre otras múltiples realidades. Todo ello ha llevado a muchos investigadores a explorar otras opciones, a veces a caballo entre las teorías científicas más avanzadas (como la mecánica cuántica), y sobre todo la basada en las antiguas tradiciones orientales. En lo que suelen coincidir la mayoría de ellas es en el rechazo de la idea de que algo indudablemente material como el cerebro pueda “crear” algo inmaterial como es la conciencia, lo que sería una paradoja hasta cierto punto. ¿Cómo la materia puede crear algo no material?. 
¿No será al revés?. Sería interesante preguntarse todo esto cuando termine la cuarentena y podamos salir de la "Caverna".


"End of transmission".





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