miércoles, 17 de abril de 2019

LA IRREALIDAD DE LA REALIDAD


"Lo irreal es más poderoso que lo real. Porque nada es tan perfecto como uno lo imagina. Porque solamente duran las ideas intangibles, los conceptos, las creencias y las fantasías. La piedra se resquebraja. La madera se pudre. La gente, en fin, se muere. Pero las cosas tan frágiles como un pensamiento, un sueño, pueden continuar".

El advenimiento de la física cuántica produjo una gran conmoción en el ambiente científico debido a que jamás se había observado algo que tuviese simultáneamente la cualidad corpuscular y la ondulatoria. Los experimentos de la doble rendija realizados a electrones hacían notar que no solamente estas partículas poseían una doble cualidad onda-corpúsculo, sino que en general todo el mundo subatómico tenía similares características. Incrédulos y escépticos, pero sin posibilidad de contrarrestar las observaciones, los científicos acabaron en el 
extraño comportamiento del mundo cuántico, diferente al que ofrece el universo macroscópico. El experimento de la doble rendija llevó a concluir que los electrones interfieren consigo mismos, aunque sean partículas elementales y no puedan subdividirse; a su vez, nos permite concluir que varían su comportamiento por el solo hecho de intentar observarlos. Incluso es imposible saber si la partícula cuántica detectada en un instante es la misma el instante siguiente, pues no existe un trazo energético que se mantenga. No existe en la naturaleza del mundo macroscópico un ejemplo de simultaneidad lo suficientemente consistente y fiable que sea asimilable al comportamiento cuántico; sin embargo, desde la perspectiva filosófica oriental sí existe una actividad que funciona de manera similar a la del mundo cuántico; nos referimos a la simultaneidad cognitiva objeto-sujeto que opera en la no-dualidad. Con el fin de aclarar lo más posible este dilema epistemológico respecto a la irrealidad-realidad de la percepción, intento plantear un antiguo ejemplo que usa el vedanta; nos referimos a la soga y la serpiente. Un individuo camina por la vera del camino, en una selva, y al observar una soga enrollada que se encuentra en el piso reconoce erróneamente una serpiente que se hace ver para él como real, razón por la cual se asusta y sale corriendo. La mayoría de los seres humanos experimentan constantemente  serpientes en sus percepciones. Toda suerte de suposiciones e imaginación se plantea ante cualquier circunstancia, ocultando el presente y reaccionando sobre recuerdos evocados. La mente humana vive produciendo incansablemente reacciones falsas ante eventos que acontecen. Adicionalmente asumimos que los creados son válidos y les otorgamos un sesgo de realidad que no tienen, pues son tan solo invenciones momentáneas de nuestra mente. Cuando nos trasladamos por ejemplo, la mente viaja por incontables remembranzas mientras vamos de un lugar a otro. Llegan a ser tan intensos los recuerdos que, por momentos, viajamos a los lugares que se evocan y tanto el lugar como los acompañantes de ese viaje momentáneamente desaparecen. Este proceso ocurre no solamente mientras viajamos, sino a cada instante del cotidiano vivir.
A cada momento reaccionamos ante eventos que no hacen parte del tiempo cero, aquel donde vive el presente.

"End of transmission"



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