Llevamos el espacio y el tiempo con nosotros “como tortugas con caparazones”, lo que significa que cuando el caparazón se desprende (espacio y tiempo), todavía existimos. La teoría implica que la muerte de la conciencia simplemente no existe. Sólo existe como un pensamiento porque las personas se identifican con su cuerpo. Creen que el cuerpo va a perecer, tarde o temprano, pensando que su conciencia también desaparecerá. Si el cuerpo genera conciencia, entonces la conciencia muere cuando el cuerpo muere. Pero si el cuerpo recibe la conciencia de la misma manera que una caja de cables recibe señales satelitales, entonces la conciencia no termina con la muerte del vehículo físico. De hecho, la conciencia existe fuera de las limitaciones del tiempo y del espacio. Es capaz de estar en cualquier lugar: en el cuerpo humano y fuera de él. En otras palabras, no es local en el mismo sentido que los objetos cuánticos son no locales. La teoría cuántica de la conciencia postula, en esencia, que cuando las personas entran en una fase conocida como “muerte clínica”, los micro-túbulos ubicado en el cerebro pierden su estado cuántico, pero mantienen la información contenido en ellos. En otras palabras, después que las personas mueren, “su consciencia regresa al universo, no muere”. Se deben considerar tres factores para urdir la posibilidad científica de la espiritualidad. La primera es la interconexión entre los seres vivos y el universo como un todo; esto puede ser posible debido al fenómeno del entrelazamiento cuántico, que se refiere a la habilidad de dos partículas para estar íntimamente conectadas, más allá de sus limitaciones normales de espacio y tiempo. La segunda un cierto tipo de Matrix o sabiduría cósmica que influye en nuestras elecciones, lo cual podría deberse a los valores platónicos incorporados en la geometría espacio tiempo fundamental. Y finalmente, hay que considerar la posibilidad de que la conciencia permaneciera fuera del cuerpo después de la muerte. Sobre este último punto digamos que el corazón se detiene, la sangre deja de fluir, los micro-túbulos pierden su estado cuántico, pero la información cuántica que existe en los micro-túbulos no es destruida, no puede ser destruida, sólo se distribuye en el universo entero, y si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede regresar a los micro-túbulos y el paciente puede creer que tuvo una experiencia cercana a la muerte. Puede creer que vio una luz blanca o un túnel, o flotó fuera de su cuerpo. Ahora bien, si no son revividos y el paciente muere, tal vez esta información cuántica pueda existir fuera del cuerpo, indefinidamente, como su alma (…) es concebible que la información cuántica pueda permanecer entrelazada en una suerte de estado de después de la vida. Mucha gente piensa que la conciencia emergió como un subproducto de mutaciones azarosas y a la complejidad inherente de la selección natural, pero yo lo miro desde el otro lado. Pienso que un campo primario/básico de experiencia protoconsciente, ha sido integrado desde el principio – desde el Big Bang –, y que la biología evolucionó y se adaptó con el fin de acceder a ese campo y maximizar las cualidades y potenciales implícitas en él. Yo creo que la conciencia es un proceso al borde entre los mundos clásico y cuántico. Por lo tanto, las prácticas espirituales como la meditación nos permiten sumergirnos y llegar a estar inmersos en ese mundo platónico cuántico de sabiduría y luz, que es la base de todas las cosas, materiales y mentales. Y eso es por qué creo que si la hipótesis de la conciencia cuántica es demostrada, dará crédito a la dimensión espiritual de la vida. Socavará a los materialistas. Es posible que la información cuántica exista indefinidamente fuera del cuerpo, como un alma. Esta, por cierto, es una teoría que le dará mucha esperanza a la gente.
lunes, 15 de abril de 2019
CONSCIENCIA MÁS ALLÁ DEL ESPACIO-TIEMPO
Llevamos el espacio y el tiempo con nosotros “como tortugas con caparazones”, lo que significa que cuando el caparazón se desprende (espacio y tiempo), todavía existimos. La teoría implica que la muerte de la conciencia simplemente no existe. Sólo existe como un pensamiento porque las personas se identifican con su cuerpo. Creen que el cuerpo va a perecer, tarde o temprano, pensando que su conciencia también desaparecerá. Si el cuerpo genera conciencia, entonces la conciencia muere cuando el cuerpo muere. Pero si el cuerpo recibe la conciencia de la misma manera que una caja de cables recibe señales satelitales, entonces la conciencia no termina con la muerte del vehículo físico. De hecho, la conciencia existe fuera de las limitaciones del tiempo y del espacio. Es capaz de estar en cualquier lugar: en el cuerpo humano y fuera de él. En otras palabras, no es local en el mismo sentido que los objetos cuánticos son no locales. La teoría cuántica de la conciencia postula, en esencia, que cuando las personas entran en una fase conocida como “muerte clínica”, los micro-túbulos ubicado en el cerebro pierden su estado cuántico, pero mantienen la información contenido en ellos. En otras palabras, después que las personas mueren, “su consciencia regresa al universo, no muere”. Se deben considerar tres factores para urdir la posibilidad científica de la espiritualidad. La primera es la interconexión entre los seres vivos y el universo como un todo; esto puede ser posible debido al fenómeno del entrelazamiento cuántico, que se refiere a la habilidad de dos partículas para estar íntimamente conectadas, más allá de sus limitaciones normales de espacio y tiempo. La segunda un cierto tipo de Matrix o sabiduría cósmica que influye en nuestras elecciones, lo cual podría deberse a los valores platónicos incorporados en la geometría espacio tiempo fundamental. Y finalmente, hay que considerar la posibilidad de que la conciencia permaneciera fuera del cuerpo después de la muerte. Sobre este último punto digamos que el corazón se detiene, la sangre deja de fluir, los micro-túbulos pierden su estado cuántico, pero la información cuántica que existe en los micro-túbulos no es destruida, no puede ser destruida, sólo se distribuye en el universo entero, y si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede regresar a los micro-túbulos y el paciente puede creer que tuvo una experiencia cercana a la muerte. Puede creer que vio una luz blanca o un túnel, o flotó fuera de su cuerpo. Ahora bien, si no son revividos y el paciente muere, tal vez esta información cuántica pueda existir fuera del cuerpo, indefinidamente, como su alma (…) es concebible que la información cuántica pueda permanecer entrelazada en una suerte de estado de después de la vida. Mucha gente piensa que la conciencia emergió como un subproducto de mutaciones azarosas y a la complejidad inherente de la selección natural, pero yo lo miro desde el otro lado. Pienso que un campo primario/básico de experiencia protoconsciente, ha sido integrado desde el principio – desde el Big Bang –, y que la biología evolucionó y se adaptó con el fin de acceder a ese campo y maximizar las cualidades y potenciales implícitas en él. Yo creo que la conciencia es un proceso al borde entre los mundos clásico y cuántico. Por lo tanto, las prácticas espirituales como la meditación nos permiten sumergirnos y llegar a estar inmersos en ese mundo platónico cuántico de sabiduría y luz, que es la base de todas las cosas, materiales y mentales. Y eso es por qué creo que si la hipótesis de la conciencia cuántica es demostrada, dará crédito a la dimensión espiritual de la vida. Socavará a los materialistas. Es posible que la información cuántica exista indefinidamente fuera del cuerpo, como un alma. Esta, por cierto, es una teoría que le dará mucha esperanza a la gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario