martes, 21 de mayo de 2019
CONSCIENCIA EN CAMPOS COSMICOS
Existe una “profunda conexión de la humanidad con el cosmos” que nos obliga a tener “una gran responsabilidad sobre el futuro de nuestro planeta". Alfredus del Bajo
¿Cómo pueden los procesos cerebrales físicos dar lugar a la consciencia, que es inmaterial? En la relación entre la actividad neuronal y la escala cuántica del cosmos podría estar la respuesta?.
Nuestra consciencia estaría conectada con campos cósmicos como el de la gravedad, el de la energía oscura, el de la energía punto cero o el de las energías de los campos magnéticos de la Tierra. Esa conexión se daría a través de mecanismos bien establecidos por la teoría cuántica como el entrelazamiento cuántico (que vincula a partículas entrelazadas más allá del espacio-tiempo) o el efecto túnel cuántico (que se da cuando una partícula cuántica viola los principios de la mecánica clásica, al atravesar una barrera de potencial imposible de atravesar para una partícula clásica). El cerebro podría “comunicarse” con esos tipos diversos de campos gracias a una geometría, la conocida como geometría toroidal, que básicamente está constituida por espirales circunscritas en una esfera. Al parecer, el toroide es la forma que tienen los átomos, los fotones y toda unidad mínima constitutiva de la realidad. Según investigadores en neurología cuántica, nuestro cerebro se organizaría también siguiendo esta estructura. Esa coincidencia geométrica es la que permitiría al cerebro acoplarse a los campos que nos rodean, para recibir de ellos información continuamente en forma de ondas. Gracias a esto, en nuestra mente se actualizaría, de manera continua, un espacio de memoria global simétrica al tiempo. Además, el acoplamiento y ajuste continuos del cerebro a los campos externos, permitirían guiar la estructura cortical del cerebro hacia una mayor coordinación de la reflexión y de la acción, así como hacia una sincronía en red, que es la necesaria en los estados de consciencia. La consciencia no es exclusiva del cerebro, sino que surgiría en todo el universo a escala invariante, de nuevo a través del acoplamiento anidado toroidal de varias energías de campos. Quizá esto pudiera relacionarse con el concepto de “protoconsciencia” de Hameroff y Penrose ; e incluso con la idea de la matriz de información universal del paradigma holográfico propuesto por el físico David Bohm en el siglo XX. Ese campo estructurado holográfico estaría, en la cuarta dimensión o espacio-tiempo, aunque tenga efectos en nuestro cerebro tridimensional e incluso en la manera en que percibimos el mundo en tres dimensiones. Quizá sea que existe un campo mental situado en la cuarta dimensión, allí conectado a otros campos externos mientras, al mismo tiempo, forma parte física de nuestro cerebro.
Aclaracion del dibujo adjunto: Supuesta etapa de nuestro universo en la que toda la información se recopila y se comprime gravitacionalmente en un Agujero Negro, en el que toda la información se proyecta holográficamente en una pantalla virtual (su horizonte de eventos). Se proyecta informacion en el horizonte del agujero negro y se propone pasar a través de una estructura de agujero de gusano que está inherentemente conectada a un agujero blanco Este último es fundamental para dispersar la información particular en una próxima versión (anidada) de un cíclico universo. El aspecto del tiempo en el modelo se representa mediante los planos triangulares de color: el plano rojo representa el el tiempo presente como una retroproyección de las ondas pasadas y futuras, de acuerdo con la interpretación transaccional de la física cuántica, el plano verde debajo indica el tiempo pasado, y el plano verde superior el tiempo futuro.
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