lunes, 8 de abril de 2019

¿ES EL FISICO CUANTICO UN MISTICO?

Las posiciones individuales de los Físicos parecen no tener necesariedad en la correlación con sus posiciones científicas. Mientras algunos sostienen una acérrima confrontación con la espiritualidad, otros científicos de gran relevancia  como Heisenberg, Schroedinger, Einstein, Jeans, Planck, Pauli, Eddington y David Bohm han compartido una visión de carácter místico de la realidad. Ellos han concebido la existencia como un misterio y al mismo tiempo avalado la visión del cosmos como una totalidad infinita unificada. Puede que su misticismo tenga relación directa con los descubrimientos cuánticos en algunos casos y en otros no, pues no solo los físicos cuánticos han tenido perspectivas místicas. Científicos de otras épocas, como Kepler y Newton han tenido simpatía por el misticismo, la astrología y la alquimia. Interpretaciones de los fenómenos cuánticos que son relevantes para llevar adelante las comparaciones de las metáforas explicativas cuánticas y místicas, como la famosa interpretación de los científicos de Copenhague (Niels Bohr, Werner Heisenberg y Max Born) se acerca a la posición filosófica denominada fenomenalismo. En ella se considera que el observador no es independiente de lo que observa, sino más bien se sostiene que el observador -con sus aparatos de medición- y lo observado son totalmente dependientes, influenciando el observador en aquello que observa. En términos filosóficos, esto implica alejarse de la dualidad sujeto-objeto. Mientras que en la física newtoniana el observador es totalmente independiente de lo que observa, la física cuántica -en su interpretación fenomenalista- niega tal independencia. Von Newman y John Weleer llevaron esta posición aún más lejos, al extremo de afirmar que todo fenómeno cuántico es tal, solo cuando un observador lo observa. Esta posición, tiene su análogo desde el lado espiritual y ha sido profundamente investigada por Krishnamurti; su principio de no dualidad ha sido expresado en su enunciado el observador es lo observado. No hay división entre quien observa y aquello que observa. Cuando hay una ilusión de diferencia el resultado es el conflicto. Cuando el observador es lo observado, el conflicto se detiene. En física cuántica, suele considerarse que antes de cualquier medición hay infinitos estados posibles en el que puede hallarse el fenómeno. A posteriori de la medición, el resultado obtenido es llamado colapso de la función de onda, es decir, se obtiene un único resultado para la medición buscada. Tal colapso de onda solo se produce cuando el observador decide medir, pues anteriormente a la medición el estado posible es de carácter infinito. Nuevamente, la observación genera el estado de las cosas en el mundo.  Fue Heinserberg quien postuló en su principio de incertidumbre la imposibilidad de conocer ubicación y velocidad de una partícula al mismo tiempo. El conocimiento humano tiene así un punto infranqueable en la predicción. Nuevamente se establece la dependencia y la co-creación de lo que es, producto de la interacción observador-observado y se constituyen evidencias de los límites del conocimiento científico. Niels Bohr propuso en física cuántica el principio de complementariedad, a partir del cual sostuvo la posibilidad de existencia de modos complementarios de descripción de la realidad, mutuamente excluyentes y al mismo tiempo completos en sí mismos. El ejemplo más claro es la complementariedad onda-corpúsculo, como el fenómeno de la luz, en el que puede considerarse al fotón (la partícula de la luz) como teniendo al mismo tiempo comportamiento de onda y de corpúsculo. Creemos posible aplicar esta complementariedad al ancestral problema mente-cuerpo.  La dualidad mente-cuerpo responde a un comportamiento de complementariedad en el que dos elementos que parecen contrarios encuentran un modo de interacción no excluyente. Mente y cuerpo mantienen una complementariedad del mismo modo que el fotón se comporta como onda-corpúsculo. A veces es el factor cuerpo (corpúsculo) el que sobrepasa en relevancia al dar una explicación solvente de determinados fenómenos; otras veces la mente (onda) es el principal factor de comprensión del comportamiento humano.  Entramos ahora en la quintaesencia de la relación cuántica-misticismo a partir del pensamiento del físico David Bohm. La conciencia puede ser el conector de los ámbitos macro-cósmicos del orden explicado con los ámbitos micro-cósmicos y del vacío cuántico del orden implicado. La consciencia puede funcionar bajo las condiciones típicas de causalidad espacio-temporal y también poseer funcionamientos que trascienden el espacio-tiempo cotidiano. David Bohm fue colaborador de Einstein y amigo del sabio hindú Krishnamurti. Desarrolló una cosmovisión cuántica en la cual la consciencia humana tiene un protagonismo fundamental, ya sea para producir confusión constante, cuando funciona desde los condicionamientos fragmentarios, ya sea para hacer resurgir el orden y la armonía en la vida humana, a partir del discernimiento que la aleja del condicionamiento y la acerca a su conexión con el orden implicado, que es un dominio multidimensional de energía infinita y ordenada con conexión instantánea fuera del espacio y del tiempo.

·End of transmission"

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