Einstein ponía en duda la incertidumbre en el comportamiento de la materia que postulaba la física cuántica. No había nada errático o aleatorio. Simplemente, no conocíamos las variables ocultas. Luego agregó: "A través del universo incomprensible se manifiesta una inteligencia superior infinita".
Einstein estaba entre los genios persuadidos de que había un "gran diseño" tras la Creación. Stephen Hawking, el gran físico británico, y el no menos brillante Leonard Mlodinow acaban de negar esa posibilidad en un libro que estimulará una enorme (y bienvenida) discusión.
Einstein estaba entre los genios persuadidos de que había un "gran diseño" tras la Creación. Stephen Hawking, el gran físico británico, y el no menos brillante Leonard Mlodinow acaban de negar esa posibilidad en un libro que estimulará una enorme (y bienvenida) discusión.
Se titula, precisamente, The Grand Design (El gran diseño)o ( El gran designio ?), y, a juzgar por los cables, en sus páginas se postula que las pruebas que aporta la física actual demuestran que Dios, esa inteligencia superior a que aludía Einstein (y Aristóteles, y Newton), no existe. El universo se rige por leyes que nada tienen de divinas y la materia se transforma en el tiempo como consecuencia de fenómenos que ocurren sin que exista un plan o una voluntad superior. No sólo Dios no existe, sino que los dados juegan solos, impulsados por una fuerza ciega e inconsciente que lo mismo genera la vida –la nuestra y la de los 208 virus del catarro– que provoca ciclones, expande las galaxias en el espacio y crea universos incesantemente.
Este domingo hubo una entrevista de Parade Magazine con Hawking sobre justamente lo que explica en el libro. La postura de Hawking tampoco es nueva en la ciencia. Lo recuerda el cosmólogo británico John Peacock, "Hace 200 años, el físico francés Laplace fue criticado por Napoleón por excluir a Dios de su explicación sobre cómo se formó el Sistema Solar; la famosa respuesta de Laplace fue: 'No necesito esa hipótesis'. Hawking está aplicando la lógica de Laplace a todo el Universo, en lugar de solo al Sistema Solar, pero la cuestión de fondo es la misma".
Sea o no difícil demostrar que Dios no existe, ¿compete eso a los científicos? "La existencia de Dios queda fuera del ámbito de la ciencia", dice Josh Frieman, investigador implicado en las misiones espaciales que exploran la radiación de fondo del Universo -una energía que llena todo el cielo y cuya existencia prueba que el Universo que conocemos empezó a expandirse tras un Big Bang hace 13.700 millones de años-. Por eso mismo, "las creencias de los cosmólogos no son relevantes para su trabajo como investigadores; muchos cosmólogos tienen intensas creencias religiosas, y muchos otros no" ( se incluye el que esto escribe)
Ahora bien, que la ciencia no pueda o deba buscar a Dios no significa que no pueda o deba investigar qué ocurrió antes del Big Bang, por ejemplo. El único límite para la ciencia es el propio método científico; toda pregunta que pueda ser sometida a este método es territorio científico: "Lo importante es que la ciencia descansa sobre fundamentos que se pueden poner a prueba experimentalmente", dice Frieman. "Es legítimo que los cosmólogos analicen qué pasó en torno al tiempo del Big Bang. Hawking y otros han explorado teorías en las que el Universo se crea a partir de la nada; es una posibilidad difícil de poner a prueba, pero viable. Por desgracia, nuestro conocimiento hoy en día sigue siendo insuficiente para dar esta cuestión por cerrada".
En cualquier caso, no es la cosmología la única rama de la ciencia que roza la frontera con la religión. La vida y su origen son otro frente abierto. En una obra reciente el Nobel de Química Christian de Duve, La vida en evolución: moléculas, mente y significado, explica cómo ha llegado a la conclusión personal de que "el diálogo entre ciencia y religión es imposible", dado que la segunda rechaza los descubrimientos de la primera.
Cual es la consecuencia entonces del Gran Designio de este Gran Diseño ?. En un mundo tensado por los fundamentalismos religiosos, en el que abundan los gobernantes y líderes políticos convencidos de que conocen las intenciones de Dios, lo que les hace peligrosamente belicosos, es muy saludable que proliferen quienes, humildemente, declaran no saber casi nada. Lamentablemente, sigue siendo cierta la frase de Bertrand Russell, el más notable de todos los agnósticos contemporáneos:
"Cuanto más intensa ha sido la religión en un período cualquiera y más profundo ha sido el pensamiento dogmático, tanto mayor ha sido la crueldad".
"End of transmission"
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